«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!» Marcos 1.15

No es un detalle menor que Jesús comience su ministerio con esta increíble declaración de que su reino está cerca y es accesible para nosotros. Esto nos da a conocer el deseo de su corazón de revelarnos este gran misterio, de un reino que no se basa en palabras sino en un poder que puede transformar nuestra vida hoy. (1 Corintios 4.20 )

Este poder fue lo que marco el ministerio de Jesús. No vino para condenar al mundo, aún conociendo nuestra maldad e incapacidad de alcanzar el bien por nosotros mismos, Jesús vino con un claro propósito de darnos libertad y salvación (Lucas 4.18-19 / Juan 3.17 / Romanos 5.6-8 / Colosenses 1.13)

ÉRAMOS INCAPACES DE SALVANOS A NOSOTROS MISMOS

Necesitamos reconocer que nunca tuvimos el control de nuestras vidas. Sin Dios estábamos bajo el poder del mal y su fuerza gobernaba nuestras vidas al punto de privarnos de todo bien.

Pero hasta acá, aun habiendo sido salvos por gracia, hemos pensado que alcanzar la felicidad y el bien para nuestras vidas depende de nuestros propios esfuerzos y buenas acciones. Hasta hay personas que terminan enojándose con Dios porque haciendo todo tipo de esfuerzos y sacrificios no consiguen lo que esperan. (Marcos 10.17-22)

Pero si la salvación fuera por mérito, Dios no hubiera enviado a Jesús. La salvación se trata de la misericordia de Dios y no de nuestros actos o sacrificios.

TODOS FUIMOS INVITADOS AL REINO Y SU ENTRADA ES GRATUITA

Al hablar del reino, Jesús lo compara con una boda a la que muchos rechazaron la invitación por otras ocupaciones, aun siendo invitados gratuitamente, se niegan a asistir y aun maltratan y matan a los que habían sido enviados con tan grande invitación. (Mateo 22.1-14)

Hoy en día muchos tienen la misma actitud frente a esta invitación que Dios extiende a cada persona. Pero también están los que habiendo aceptado y asistido a la gran fiesta, no se dan cuenta del gran valor u oportunidad que están teniendo.

Tenemos que saber, que si bien la salvación que Dios nos regala es por gracia, es gratuita, no significa que no tenga valor o importancia. No podemos dejarnos vencer nuevamente por el mal, no podemos menospreciar y tomar livianamente lo que Jesús hizo por nosotros. (2 Pedro 2.20-22)

Son tantas las cosas que buscan volvernos a esclavizar y desenfocarnos de lo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, pero el reino no es para aquellos que miran atrás. Sabiendo lo que Dios hizo por amor a nosotros, como vamos a esclavizarnos otra vez a lo que nos hacia mal. (Lucas 9.62 / 1 Corintios 6.9-11 / 1 Corintios 6.12)

NO MERECÍAMOS NADA Y TAMPOCO LO SEGUIMOS MERECIENDO HOY EN DÍA, PERO AUN ASÍ DIOS NOS LO DA

Necesitamos saber cuidar lo que hemos recibido, viviendo como alguien que reconoce que no MERECÍA NADA, pero está tan agradecido que lo valora y lo cuida. (Efesios 5.1-20)

«Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz.» Efesios 5.8

El mensaje del reino nos revela que Jesús vino a darnos muchos más que perdón de pecados, nos dio el derecho de tener parte con él en el reino, de ser hechos HIJOS DE DIOS, nos dio promesas y seguridad de vida eterna. Ademas nos fue dado todo lo necesario para vivir conforme a esta nueva identidad, y nos vuelve útiles y productivos. (Romanos 8.17 / 2 Pedro 1.3)

Hoy nos toca vivir por fe, creer y aferrarnos a lo que Dios nos ha prometido. Esto nos va a permitir disfrutar lo que Dios preparó para nosotros y nos garantiza un futuro increíble, donde Dios nos asegura que el cielo nos pertenece.

Comprender esta inmerecida realidad nos impulsa a no callar tan buena noticia, compartiendo por gracia lo que hemos recibido por gracia. (Mateo 10.7-8 / 2 Timoteo 4.1-5)

 

  REFLEXIÓN  

¿SOY CONSCIENTE DE QUE LA INVITACION AL REINO DE DIOS ES ACCESIBLE PARA MI? Jesús nos dice que su reino está cerca, sin embargo muchos aun ponemos excusas y seguimos para no aceptar esta invitación porque aun tenemos otras prioridades. ¡Solo Jesús puede librarnos de una vida sin sentido!

¿ESTOY TRATANDO DE SOSTENER MI SALVACIÓN CON ESFUERZOS HUMANOS? La salvación que hemos recibido es por gracia, no por mérito propio. Un gran error es seguir  insistiendo en sostenerla con esfuerzos humanos. Cuidar nuestra salvación es no volver a esclavizarnos a lo que nos hacia mal y disfrutar de ser parte del reino de Dios por medio de Jesús.

¿ESTOY COMPARTIENDO CON OTROS LA BUENA NOTCIA DEL REINO DE DIOS? Comprender el regalo inmerecido que hemos recibido nos mueve a dar por gracia lo que hemos recibido por gracia, compartiendo con otros la buena noticia de salvación.