«Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, hasta en los confines de la tierra.» Hechos 1.8
Que difícil que es amar… más cuando existen diferencias. No solo nos cuesta amar, nos cuesta respetar al otro, porque no opina, no piensa y no actúa como uno cree que debería ser.
EL RESPETO SE PONE A PRUEBA EN LAS DIFERENCIAS
Esto solo alimenta el individualismo, donde solo pensamos en lo que nosotros queremos, poniendo nuestra voluntad como prioridad, sin importarnos la opinión de los demás. Y nos acostumbramos a caminar solos, porque las relaciones demandan tiempo y trabajo en cambio hacer solos las cosas lleva menos trabajo.
«SI QUIERES IR RÁPIDO, VE SOLO. SI QUIERES LLEGAR LEJOS, VE ACOMPAÑADO.» (Proverbio africano)
Es verdad que caminar solos nos va a permitir ir más rápido. Pero caminando con alguien a nuestro lado, es que los resultados van a ser mayores.
«Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Si dos se acuestan juntos, entrarán en calor; uno solo ¿cómo va a calentarse? Uno solo puede ser vencido, pero dos pueden resistir. ¡La cuerda de tres hilos no se rompe fácilmente!» Eclesiastés 4.9-12
Si bien puede parecer que el individualismo es la mejor manera de avanzar. Porque nos han hecho creer que es mejor solo que mal acompañado. Que es mejor cuidar de nosotros, porque si nosotros no cuidamos de uno mismo, nadie lo va a hacer. Esto solo ha logrado que nuestro sentimiento de individualidad y egoísmo crezca, donde solo pensamos en nosotros, sin importar el daño que podamos provocar a otros.
El vivir defendiendo nuestro individualismo no solo ha hecho que perdamos relaciones y ha dañado a otros, sino que también hemos sido dañados por el individualismo de otros. Muchos hoy no solo han dejado de creer en las relaciones, sino aún en el amor y se han convencido que es mejor estar solos.
Pero el individualismo nos ha aislado de nuestro entorno. En un mundo donde las comunicaciones cada vez son más fáciles, nos sentimos solos, faltos de amor y donde la depresión, ansiedad, baja autoestima, estrés crónico y sentimiento de vacío y tristeza son hoy lo normal que viven las personas en sus vidas.
Pero así Dios nos encontró, en nuestra soledad, y siendo Dios, teniéndolo todo, desde el comienzo solo ha buscado llegar a nosotros para demostrarnos su amor eterno (Salmos 100).
«Hace mucho tiempo se me apareció el SEÑOR y me dijo: «Con amor eterno te he amado; por eso te sigo con fidelidad,» Jeremías 31.3
No solo una y otra vez vino al hombre para decirnos que nos amaba, sino que a diferencia de lo que muchos piensan, de un Dios lejano, tirano y duro… Él no amó tanto que envió a Jesús para demostrar su amor (Juan 3.16).
NO ES QUE DIOS NOS AMA PORQUE JESÚS VINO A ESTE MUNDO, SINO QUE EL AMOR DE DIOS SE DEMOSTRÓ EN QUE JESÚS SE ENTREGO EN LA CRUZ Y ESA ENTREGA ES LA CONSECUENCIA DE ESE GRAN AMOR.
Un amor que sobrepasa nuestra comprensión (Romanos 5.8), y hoy, aun muchos habiendo descubierto ese amor y experimentado su salvación, no llegan a comprender lo ancho y largo, alto y profundo que es el amor de Cristo (Efesios 3.14-21), por lo cual se siguen preguntando ¿Cómo puede Dios amarme a mí?
Dejando que su pasado, temores y errores les hagan creer que Dios no puede interesarse en ellos (Salmos 8.4), pero una y otra vez Dios insiste en hacernos saber que no fue que nosotros lo amamos, sino que Dios nos amó primero a nosotros y entregó a su único hijo, aun cuando estábamos totalmente perdidos y en pecado (1 Juan 4.7-21).
Dios nos ama al punto que busca que ese amor se manifieste en nosotros, amándonos unos a otros para que su presencia esté en medio nuestro (Mateo 18.15-20, Juan 17.20-21).
Pero qué difícil es amar, sobre todo cuando se trata de personas con las que nos cuesta relacionarnos. Pero Dios, sabiendo que por naturaleza no sabemos amar, nos prometió derramar de su presencia y de su poder para que podamos amar como Él ama (Mateo 5.43-48), y ese amor en nosotros es lo que marca la diferencia con el mundo y por lo cual otros van a reconocer que somos hijos de Dios.
Mientras todos están buscando sus propios deseos, siendo egoístas y buscando salvarse a sí mismos, el poder de Dios en nosotros nos hace saber que somos amados por Dios, que su poder no nos abandona, que aun en las situaciones más difíciles nos quita el temor y nos da la seguridad, para que en medio de todas situaciones tengamos la palabra de vida para dar a los que hoy están a la deriva en sus vidas, sin esperanza alguna de salvación (Hechos 27.13-20).
MIENTRAS NOSOTROS NOS ENFOCAMOS EGOÍSTAMENTE EN NUESTROS DESEOS… EL AMOR DE DIOS SE ENFOCA EN OTROS.
«Si hablo en lenguas humanas y angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un platillo que hace ruido. Si tengo el don de profecía y entiendo todos los misterios; si poseo todo conocimiento, si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada. Si reparto entre los pobres todo lo que poseo, si entrego mi cuerpo para tener de qué presumir, pero no tengo amor, nada gano con eso. El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue. Pero las profecías cesarán, las lenguas terminarán y el conocimiento se agotará.» 1 Corintios 13.1-8
Mientras nuestra naturaleza nos lleva al individualismo, el poder de Dios nos capacita para amar y dar a conocer a ese Dios que nos amó primero.
Juntos somos mejores y juntos podemos lograr mucho más. No permitas que las malas experiencias destruyan tu vida y te lleve a vivir en soledad.
¿ESTOY DESCUBRIENDO Y COMPROBANDO CUANTO DIOS ME AMA?
Dios te ama con amor eterno. Su amor es tan grande que es imposible de abarcarlo, pero Dios quiere que puedas comprenderlo, conocerlo y disfrutarlo.
¿ESTOY CORRIENDO TRAS MIS DESEOS O ESTOY VIENDO A LAS PERSONAS QUE ME RODEAN Y ANIMANDOLAS A CREER?
A nuestro alrededor hay cientos de personas que hoy siguen a la deriva y sin esperanza de salvarse. Nosotros tenemos una palabra de vida para compartir y alentar. No podemos quedarnos callados.
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