«No se preocupen por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.» Filipenses 4.6-7
Decirle a alguien que no se preocupe, mayormente es para que se preocupe aún más. «No te preocupes» es nuestra respuesta automática y aunque lo hacemos con la buena intención de ayudar, en ocasiones no suma. Normalmente, solo nos conformamos con escuchar el problema, porque nos damos cuenta de que no tenemos las herramientas o capacidad para resolverlo. Y si bien hablar de los problemas es muy bueno, no alcanza con desahogarse, porque el problema no desaparece.
NO SE PREOCUPEN POR NADA
La realidad es que vivimos preocupados, es más, muchas veces es para lo único que vivimos… para preocuparnos, porque nuestra mente ocupa toda su atención y energía en pensar solo en aquello que nos trae inquietud y temor.
El problema con la preocupación es que cambia nuestras prioridades. En vez de dormir, pensamos, en vez de disfrutar, trabajamos, y no nos deja disfrutar de nada porque nos pasamos la vida corriendo tras urgencias que consideramos importantes.
PERO NO TODA URGENCIA ES PRIORIDAD, NO TODA URGENCIA ES IMPORTANTE
Las urgencias nos llevan a correr detrás de ellas, aun dejando otras cosas de lado, porque las consideramos menos urgentes y nos perdemos la vida, los buenos momentos, las oportunidades y las grandes experiencias.
El problema es que toda la vida nos la pasamos corriendo tras la salud, la familia, el trabajo, el estudio, la economía, el futuro, nuestra persona y nuestros deseos. Priorizando estos temas por sobre todo lo demás, considerando que son indispensables para vivir, pero esto nos ha llevado a vivir sin paz, sin estabilidad, sin felicidad.
Dios, conociendo que la preocupación es un problema para el hombre, nos insiste en que no nos preocupemos, porque la preocupación provoca ansiedad, estrés, temor e inquietud por aquellas cosas que no podemos controlar.
NO TE PREOCUPES
Cuando Dios nos dice que no nos preocupemos, no es que le esté quitando importancia o valor a las cosas que vivimos, sino que Dios busca librarnos de aquellas cosas que nos hacen daño, y la preocupación es el resultado y el error de querer nosotros tener el control.
La preocupación aparece porque nos damos cuenta de que no tenemos la capacidad ni el poder de controlar nada y la vida se encarga de hacernos saber que no podemos, de mostrarnos nuestras limitaciones (Santiago 4.13-17).
El problema no es hacer planes, el problema es que queremos y nos engañamos pensando que nosotros tenemos el control, y la vida se encarga de mostrarnos que no tenemos control del mañana, ni de las circunstancias que vivimos día a día. El descubrir esto nos lleva a la preocupación, cuando deberíamos buscar estar bajo el control de Dios y reconocer nuestra necesidad de Él.
«Encomienda al SEÑOR tu camino; confía en él y él actuará.» Salmos 37.5
NO TODA URGENCIA ES PRIORIDAD… PERO NO TODA PRIORIDAD ES LA CORRECTA
Dios, nos ama tanto que nos vino a rescatar de una vida que solo nos mantenía corriendo tras lo que nosotros pensábamos que era lo más importante. Esas urgencias y prioridades que solo provocaron en nosotros preocupación, y que, aun alcanzando lo deseado, no encontrábamos paz en nuestros corazones.
CAMBIEMOS NUESTRAS PRIORIDADES
Hoy Dios quiere cambiar nuestras prioridades, porque nos ama, quiere nuestro bien y quiere que podamos avanzar, porque nuestro corazón va a estar en donde está aquello que consideremos lo más valioso. No solo vamos a dedicarle nuestra vida, sino que aún vamos a adorarlo, porque adoración es amar mucho (Mateo 6.19-21).
Muchos no saben el valor que sus vidas tienen para Dios. Él no pasa por alto nuestras necesidades. Él sabe mejor que nosotros lo que nos hace falta. Pero la preocupación es la evidencia de que no estamos creyendo, que no estamos confiando en que Dios tiene cuidado de nosotros y quiere darnos aún más de lo que estamos necesitando o pidiendo. Nuestro error es buscar cuidar y retener lo poco que tenemos, cuando Dios quiere llevarnos a vivir en abundancia (Mateo 6.25-34, Salmos 127.1-2).
DIOS NO BUSCA SER UN COMPLEMENTO EN NUESTRAS VIDAS, DIOS QUIERE SER PRIORIDAD
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.» Isaías 26.3
Nuestra tarea cada día es ponernos bajo la mano de Dios, tener una actitud firme de confiar en Él y aprender a depositar nuestras preocupaciones en sus manos (1 Pedro 5.6-7).
«Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa.» Isaías 41:10
¿ESTOY DEJANDO QUE LAS PREOCUPACIONES TOMEN EL CONTROL?
La preocupación es la evidencia de mis limitaciones y mi deseo de control. Saber que Dios va a cuidar mi corazón y de mis pensamientos, nos garantiza vivir con paz y poder ir a él para entregarle el control y cuidado de nuestras vidas.
¿ESTOY PONIENDO MI CORAZÓN EN EL LUGAR CORRECTO?
Tu prioridad es aquello que es más valioso, lo más importante. Necesitamos evaluar donde estamos poniendo nuestra atención y nuestro corazón… porque eso es lo que va a determinar el rumbo de mi vida. Tomemos la decisión de poner PRIMERO A DIOS y vamos a poder disfrutar de su cuidado y añadiduras.
¿ESTOY PONIENDO MI VIDA EN LAS MANOS DE DIOS PARA COMPROBAR SU CUIDADO?
Dios sabe nuestras necesidades mejor que nadie, sabe lo que precisamos cada día, esa seguridad nos libra del temor, de la preocupación. Avancemos en fe, confiando en él, haciendo lo que tenemos que hacer, y descubramos su cuidado.
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