«Por eso, desde el día en que lo supimos, no hemos dejado de orar por ustedes. Pedimos que Dios les haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer en el conocimiento de Dios y ser fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con paciencia en toda situación y con mucha alegría darán gracias al Padre. Él los ha facultado para participar de la herencia de los creyentes en el reino de la luz. Él nos libró del dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención y perdón de pecados.» Colosenses 1.9-14
Tercer domingo de nuestra serie CRECER. La semana pasada aprendimos sobre la disciplina, donde descubrimos que la disciplina de Dios es una expresión más de su amor y que es necesaria para crecer y avanzar en lo que Dios quiere para nuestras vidas.
La palabra disciplina se define como la capacidad de una persona para controlar sus propios impulsos, mantener el enfoque en sus objetivos y seguir hábitos que favorecen su bienestar y éxito. Por lo tanto, podemos asociar disciplina con el autocontrol y el dominio propio; en resumen, con autodisciplina.
En 1 Corintios 9.24-27 Pablo compara nuestra vida con una carrera en la que necesitamos entrenarnos con la misma dedicación que un deportista. Un deportista, para alcanzar un buen rendimiento, debe renunciar a ciertas cosas que pueden convertirse en obstáculos para su crecimiento, como la alimentación, viajes, salidas, deseos propios, etc. De manera similar, en nuestras vidas, también necesitamos ser disciplinados y dejar de lado aquello que puede estorbar nuestro crecimiento.
LAS ÁREAS MÁS DIFÍCILES DE CRECER SON LAS QUE NO SE VEN.
Cuando pensamos en crecimiento, solemos enfocarnos en lo que es visible, como el éxito personal o económico. Sin embargo, las áreas internas, como los pensamientos, hábitos, carácter, deseos y emociones, también son fundamentales. Estas áreas, aunque no sean visibles, requieren de nuestra atención y disciplina.
«Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.» Filipenses 1.6
Dios nos conoce, sabe quienes somos, tanto lo que se ve como lo que no. Y Pablo nos recuerda que Dios está trabajando en nosotros constantemente, no hay mejor decisión que darle a Él el control de cada área de nuestra vida. Por eso necesitamos identificar en qué áreas crecer, porque Dios es quien más desea perfeccionarnos para que alcancemos todo lo que tiene preparado para nosotros.
LA DISCIPLINA NO ES UNA OPCIÓN. LO QUE NO CRECE, MUERE Y EL FUTURO QUE DIOS TIENE PARA TU VIDA ES DEMASIADO GRANDE PARA QUE LO DEJES MORIR.
Nuestro crecimiento está en juego y es tiempo de permanecer firmes, siendo determinados. Colosenses 2.6-7 nos invita a establecernos de manera permanente en Cristo, arraigados en Él, echando raíces profundas, a permanecer en Él y tener determinación. Una decisión continua, firme, en la que nada, ni nadie puede condicionarnos.
LA CONSTANCIA EN NUESTRA DISCIPLINA, ES LA DETERMINACIÓN DE PERMANECER FIRMES EN DIOS.
Ser disciplinados nos llevará a caminar con determinación hacia nuestra meta. 1 Corintios 9.24 NTV dice: «¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar!»
Correr nos habla de constancia y de permanecer. Esta carrera no solo nos traerá mejores resultados en nuestras vidas, sino que también afectará a nuestro al rededor a través de nuestra decisión.
NUESTRA DISCIPLINA Y DETERMINACIÓN, VA A REPLICAR EN QUE OTROS PUEDAN CONOCER TODO LO QUE DIOS TIENE PARA SUS VIDAS.
Pablo en Filipenses 3.12:14 nos dice «No es que ya lo haya conseguido todo o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús.»
Pablo entendió todo, entendió que estaba en un proceso continuo. Reconoció que aún no lo había alcanzado todo, pero que avanzaba con la seguridad de que, si Dios lo había alcanzado, no era para vivir una vida limitada. Supo depositar su confianza en Dios y se dedicó a seguir adelante, a avanzar, a crecer.
Necesitamos entender que estamos en un proceso continuo, y nuestra responsabilidad es permanecer en esta disciplina y caminar determinados en Dios. Fuimos alcanzados por Dios para lograr todo lo que Él tiene preparado para nuestras vidas.
Estamos llamados a experimentar lo que Dios puede hacer en nosotros y a permitir que otros también lo experimenten a través de nuestra vida, por eso no te limites, poner nuestra atención en aquello que no tenemos o no podemos es la mejor excusa para decir "yo no puedo", pero Jesús, ya hizo todo. Es nuestra responsabilidad crecer porque hay otros que nos esperan.
DIOS NO NOS RESCATÓ PARA QUE VIVAMOS UNA VIDA EGOÍSTA, SINO PARA QUE PODAMOS PROVOCAR UN CAMBIO EN LA VIDA DE LAS PERSONAS.
Estamos aquí para levantar a otros, ya que nosotros mismos hemos sido levantados. Es tiempo de seguir creciendo y ayudar a otros a crecer en Dios.
Dios nos posiciona, nos pule, limpia y sana, las condiciones que nos rodean no nos pueden limitar más, los días malos van a estar, pero incluso en los peores momentos, nuestra disciplina es clave para no estancarnos, no frenarnos y seguir avanzando en nuestra vida.
ESTÁ EN NOSOTROS ECHAR RAÍCES, Y ECHAR RAÍCES NO ES NADA MÁS QUE TOMAR LA RESPONSABILIDAD DE PERMANECER Y SER DISCIPLINADO EN NUESTRA DECISIÓN.
«Como palmeras florecen los justos; como cedros del Líbano crecen. Plantados en la casa del Señor, florecen en los atrios de nuestro Dios. Aun en su vejez, darán fruto, siempre estarán saludables y frondosos para proclamar: "El Señor es justo, él es mi roca y en él no hay injusticia"». Salmo 92.12-15 NVI
JUNTOS SOMOS MEJORES, y somos una iglesia que no pone techo a nadie. Lo que más deseamos es que cada uno crezca en el conocimiento de Dios, descubra lo que tiene para dar y continúe creciendo en Él.
En VIVILO hay una familia que está dispuesta a acompañarte, y no hay nada mejor que caminar juntos. Todos estamos en la misma carrera, en la que necesitamos abrazar todo lo que Dios tiene para nosotros y soltar lo que nos impide avanzar.
¿ESTOY IDENTIFICANDO LAS ÁREAS DE MI VIDA QUE REQUIEREN DISCIPLINA?
La disciplina no solo debe enfocarse en cosas visibles como el éxito económico o profesional, sino también en áreas menos visibles como nuestros hábitos, carácter y emociones. Aunque es fácil concentrarse en lo que se ve, es necesario dejar que Dios controle nuestras áreas internas y menos evidentes para crecer de verdad.
¿ESTOY SOSTENIENDO CON DETERMINACIÓN MIS DECISIONES PARA PODER CRECER?
La determinación implica una decisión continua, firme, en la que nada, ni nadie puede condicionarnos y saber que a pesar de las dificultades que se presenten, estamos en un proceso continuo, y nuestra responsabilidad es permanecer y caminar determinados en Dios.
¿ESTOY SIENDO CONSCIENTE DE QUE MI CRECIMIENTO BENEFICIA A OTROS?
Cuando entiendo que la disciplina y la determinación son esenciales en mi vida, estoy provocando cambios que afectan a otros. Estoy experimentando lo que Dios puede hacer en mí y permito que otros también lo vivan a través de mi vida.
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