1 «No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas; si no fuera así, ya se lo habría dicho a ustedes. Voy a prepararles un lugar. 3 Y, si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. 4 Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy». 5 Dijo entonces Tomás: —Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino? 6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. 7 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto. 8 —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta. 9 —¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre, y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre, que está en mí, el que realiza sus obras. 11 Créanme cuando les digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí; o al menos créanme por las obras mismas.12 Les aseguro que el que cree en mí también hará las obras que yo hago y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. 13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. 14 Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.» Juan 14.1-12 (NVI)
¿QUÉ HARÍAS DIFERENTE EN TU VIDA SI NO TUVIERAS TEMOR?
Cuantas veces nos limitamos, quedándonos en lo cómodo o estable por miedo a fallar, por miedo al fracaso. El temor termina, no solo condicionando nuestras decisiones, nuestras emociones sino aun hasta nuestro cuerpo, nuestra salud. Jesús conociendo todo lo que los discípulos tendrían que atravesar y aun aquello a lo que nosotros tendríamos que enfrentarnos, habla clara y firmemente diciendo NO SE ANGUSTIEN. En otras palabras, no dejen que las preocupaciones momentáneas controlen sus vidas. Porque muchas veces no solo nos enfocamos en los problemas sino que dejamos que estos nos gobiernen. PERO NUNCA EL TEMOR HA SIDO UN BUEN CONSEJERO.
El miedo alimenta nuestra desconfianza, nos lleva a vivir esperando algo malo por delante. ¿Por qué hay desconfianza si decimos que creemos en Dios? No es lo mismo creer que hacer creer. CREER ES CONFIAR, ES UNA ESPERANZA FIRME Y FUERTE DE QUE ALGO VA A SUCEDER. Creer es tener seguridad sin importar lo que vean mis ojos. «Ahora bien, la fe es tener confianza en lo que esperamos, es tener certeza de lo que no vemos.» Hebreos 11.1
Mientras que hacer creer, es mentir, engañar, “hacer de cuenta que”. Sabemos que hay cosas que son mentira y aun así preferimos creerlas. Hay quienes se engañan a sí mismos pensando que creen en Dios, pero ante la primera dificultad comenzamos como los discípulos a pedir pruebas a Dios. Y probablemente esto se deba a que hemos sido tan engañados y defraudados que simplemente desconfiamos de todo. Pero Jesús nos anima diciendo, confían en Dios, confíen también en mi. (Jeremías 17.5-8)
La fe no es una creencia tonta, tenemos garantías de que Dios respalda nuestra fe. Esta fe no solo está respaldada con las palabras y promesas de Dios sino aun con sus obras. (Juan 14.11) Poner nuestra confianza en Dios nos da seguridad y nos hace dar frutos, ver resultados aun cuando al rededor todo parece seco o muerto.
Cuando creemos, no hay lugar para las dudas, el temor o la angustia, porque confiamos en el poder de Dios para revertir cualquier situación por más imposible que parezca. Nuestra fe está fundada en el amor de Dios hacia nosotros. Es conocer a un Dios que nos amó e hizo evidente ese amor. (1 Juan 4.9-10 / Isaías 41.10 / Juan 16.33)
«En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor.» 1 Juan 4.18
Hoy podemos vivir con seguridad absoluta. Jesús nos asegura, nos garantiza que si creemos en él, no solo vamos a experimentar su poder en nuestras vidas sino que vamos a provocar su poder para que otros también lo experimenten. (Juan 14.12)
Nuestra fe en Dios no es demostrada por nuestros hábitos, costumbres, por nuestra asistencia a la iglesia, ni siquiera por los resultados que obtengamos. Por el contrario, nuestra fe es demostrada por la confianza en Jesús sostenida en el tiempo, y esa confianza será la que provoque resultados. Nuestra confianza plena en Dios es lo que marca la diferencia entre una fe muerta y una fe viva. ¡PORQUE HOY SABEMOS QUE CONTAMOS CON EL CIELO A NUESTRO FAVOR!
REFLEXIÓN:
¿ESTOY PERMITIENDO QUE EL TEMOR Y EL MIEDO CONDICIONEN MI VIDA Y MIS DECISIONES? EL TEMOR Y LAS PREOCUPACIONES MOMENTÁNEAS QUIEREN CONDICIONARNOS, PERO HOY PODEMOS DEJAR QUE EL AMOR DE DIOS ECHE FUERA TODO TEMOR DE NOSOTROS.
¿ESTOY CONFIANDO PLENAMENTE EN EL DIOS QUE ME AMA Y TIENE TODO BAJO CONTROL? CONFIAR EN DIOS ES TENER LA SEGURIDAD PLENA DE QUE EL ESTÁ EN CONTROL Y TIENE PODER PARA REVERTIR CUALQUIER SITUACIÓN QUE SE NOS PRESENTE, POR ENCIMA AUN DE LO QUE HOY ESTAMOS VIENDO.
¿ESTOY EXPERIMENTANDO Y PROVOCANDO EN OTROS EL PODER DE JESÚS? JESÚS NOS GARANTIZA QUE SI CREEMOS EN EL VAMOS A EXPERIMENTAR SU PODER EN NUESTRAS VIDAS Y VAMOS A LLEVAR A OTROS A CREER EN LO QUE DIOS PUEDE HACER TAMBIÉN EN ELLOS.
¡CONFIAR EN DIOS ME CORRE DE MI EGOÍSMO PARA COMENZAR A CREER QUE SU PODER ES CAPAZ DE OBRAR EN MÍ Y EN LOS QUE ME RODEAN A TRAVÉS DE MI VIDA!