Desde el primer día en VIVILO iglesia entendimos la importancia de la generosidad como un privilegio, entregándonos por completo para que otros puedan conocer a Dios. Queremos que la generosidad se vuelva parte de nuestra vida cotidiana, no como una imposición, sino como algo que deseamos hacer. Pero sabemos que requiere compromiso y puede requerir disciplina para convertirse en un hábito.
Cada domingo damos nuestras ofrendas y diezmos, pero en el mes de noviembre, nos comprometemos a ir más lejos, a dar más de lo que acostumbramos. Porque entendemos que estamos invirtiendo para algo más grande, algo que impactará vidas. Cada acción, cada esfuerzo, cada ofrenda es para acercar a las personas a Dios, y estamos listos para dar más allá de nuestras fuerzas, entendiendo que todos somos parte de lo que Él está haciendo.
Te animamos en este tiempo a separar una ofrenda especial creyendo que juntos vamos a hacer la diferencia. Podés hacerlo de dos maneras:
- Con efectivo usando el sobre de «NUESTRA CAUSA».
- Transferencia al alias vivilogenerosidad, solo debes indicar que es la ofrenda especial de NUESTRA CAUSA.
Les animamos a que dediquen un tiempo a orar y a buscar la guía de Dios sobre cómo pueden participar activamente en NUESTRA CAUSA. Si querés conocer sobre otras formas de dar podés escribirnos a adm@vivilo.org
SE PUEDE DAR SIN AMAR, PERO NO SE PUEDE AMAR SIN DAR
Nuestro deseo de querer ganar y alcanzar nuestros propios objetivos muchas veces nos lleva a pensar que estamos por encima de los demás, luchando por lo nuestro, por nuestra vida, sin importar los tropiezos que podamos poner en el camino de otros. Pero Jesús viene a cambiar ese concepto. Y nos dice en Mateo 8.35-36 «El que quiera salvar su vida; la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio le salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde la vida?»
Isaías 53.3-12 describe perfectamente como Jesús en lugar de buscar su propio bienestar, cargó con nuestras faltas y sufrió por nuestra salvación. Este capítulo de la Biblia describe a Jesús como «Varón de dolores, experimentado en el sufrimiento», rechazado y despreciado por la gente, sin defenderse ni responder a las acusaciones.
Y es que Jesús no solo vino a morir; vino a llevar sobre sí mismo todo el dolor, sufrimiento y las consecuencias de nuestra desobediencia. JESÚS ACEPTÓ ESTA CAUSA CON OBEDIENCIA Y AMOR SIN RESISTIRSE.
Nos hemos desgastado en cosas insignificantes, cuando lo verdaderamente valioso es nuestra alma. Nos engañamos al pensar que seguir a Jesús es una pérdida, como creyó el joven rico. Pero, en realidad, solo Jesús puede darnos lo que más necesitamos: libertad, sanidad, restauración y, sobre todo, salvación.
La causa de Jesús es el evangelio: que otros puedan conocer lo que a vos y a mí nos hizo verdaderamente libres. Y hoy nos toca hacerla propia. Su causa ahora, es nuestra causa. El sacrificio de Jesús en la cruz por nosotros nos lleva a entender de que el amor nos motiva a dar. Porque se puede dar sin amar, pero no se puede amar sin dar.