«Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus huesos.» Hebreos 11.22
Si hay algo que todos hemos experimentado es cómo vivimos en una sociedad que constantemente nos impone metas y estándares. Una buena casa, una economía sólida, la familia ideal, y tantos otros objetivos que parecen definir el éxito según el mundo.
Nos esforzamos por cumplir estas exigencias, pero pareciera que a medida que vamos transitando a alcanzarlas, las cosas cambian, la inflación sube y muchas veces esto nos paraliza. Pero aun en medio de ello sabemos que tenemos a un Dios que no cambia, que su amor no varía y que no tiene límites.
Hebreos 11.22 nos resalta la fe de José, José, el undécimo hijo de Jacob, que vivió una historia compleja que lo llevó de ser despreciado por sus hermanos a convertirse en un líder destacado en Egipto. Su vida es un recordatorio de cómo Dios puede transformar las circunstancias más adversas en victorias.
José fue el undécimo hijo de Jacob, su primer hijo con Raquel, su esposa favorita. La historia de José se encuentra en Génesis 37-50.
La biblia nos detalla que luego de su nacimiento podemos ver a José como un joven que regresaba de cuidar el rebaño con sus medios hermanos para darle a Jacob un mal informe acerca de ellos.
También se nos dice que Jacob «amaba a José más que a todos sus hijos, porque lo había tenido en su vejez; y le hizo una túnica de diversos colores» Génesis 37.3.
Los hermanos de José sabían que su padre amaba a José más que ellos, haciendo de esto un motivo para odiarlo Génesis 37.4. Para empeorar las cosas, José comenzó a relatar sus sueños a la familia, que eran unas visiones que mostraban que José un día gobernaría sobre su familia Génesis 37.5-11.
José tenía todo un lío familiar, producto de sus sueños, ya que estos sueños lo mostraban a él teniendo una posición superior por el resto de su familia. Y eso provoco aún más envidia entre sus hermanos. Tanto así que llegaron a pensar en matarlo, pero finalmente idearon un plan, y lo lanzaron en una cisterna que se encontraba vacía Génesis 37.24. Y una cisterna es un pozo profundo hecho bajo tierra que tiene como propósito almacenar agua, en tiempos de sequía.
Y la verdad es que todos podemos mirar hacia atrás y encontrar un momento o una experiencia en nuestras vidas en donde hemos sido traicionados, con el corazón roto, vulnerados y excluidos como José.
Y ES EN ESOS MOMENTOS EN QUE QUIENES DEBERÍAN HABERNOS PROTEGIDO TERMINAN HIRIÉNDONOS, CUANDO EL CORAZÓN SE LLENA DE DOLOR Y SE QUIEBRA.
Y en medio de esa cisterna José no insulta a sus hermanos, al contrario se queda callado en silencio. Confiando y esperando, creyendo que esta circunstancia no lo definía, si no más bien puso su confianza en aquel que como dice Salmos 40.2 «Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca y me plantó en terreno firme.»
Después de haber sido humillado por sus hermanos y arrojado al pozo, su sufrimiento no terminó allí. Decidieron venderlo como esclavo, y así llegó a ser esclavo de Potifar, un oficial egipcio, jefe de la guardia del faraón.
Un esclavo era una persona que no tenía libertad y trabajaba para alguien que era su dueño. Podía hacer tareas en la casa, en el campo o en grandes construcciones, y no recibía paga por su trabajo. Su vida dependía completamente de lo que decidiera su amo.
Y a veces somos un poco esclavos, esclavos de nuestros sentimientos, de nuestras dificultades, de nuestra economía, incluso de lo que la sociedad espera de nosotros. La vida se comienza a poner cuesta arriba y es ahí donde la ansiedad y el temor al futuro comienzan a tomar fuerza.
PERO DIOS NOS HA PROMETIDO ESTAR SIEMPRE, HASTA EL FIN DEL MUNDO.
Y Génesis 39.1-2 nos dice que «El Señor estaba con José y las cosas salían muy bien. Mientras José vivía en la casa de su amo egipcio.»
Sin embargo, fue tentado a acostarse con la esposa de su amo Potifar. Ante la negativa constante de José. Una vez estando solo en casa, ella lo tomo de su ropa y él huyo rápidamente.
Ante esta situación la esposa de Potifar. Miente y cambia la situación provocando que José sea enviado a la cárcel. Génesis 39.19-20
Y pareciera que esos sueños de José que tuvo en su juventud se veían cada vez mas lejos. Un José traicionado, excluido, engañado, incluso difamado.
PERO DIOS NO SE OLVIDA DE SUS PROMESAS.
Incluso en la cárcel, Dios no lo abandonó. José ganó el favor del carcelero y fue puesto a cargo de los demás prisioneros. Allí interpretó correctamente los sueños del copero y el panadero del faraón.
Esta habilidad lo llevó ante el faraón mismo, quien había tenido un sueño que nadie podía interpretar. José, confiando en que Dios le daría sabiduría, explicó que Egipto enfrentaría siete años de abundancia seguidos de siete años de hambre. El faraón, impresionado, lo nombró gobernador de Egipto, dándole autoridad para preparar al país para la crisis.
Durante la hambruna, sus hermanos llegaron a Egipto buscando alimento, sin saber que José era el gobernador que los atendía. En lugar de vengarse, José eligió perdonarlos y reveló cómo Dios había usado su sufrimiento para salvar muchas vidas. Les dijo: «Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente» Génesis 50.20
Y es que Dios puede transformar cada circunstancia, su amor expresado en la cruz no se puede medir. La amplitud de su amor, se extiende, no tiene barreras. Incluye, no excluye.
SU AMOR SE EXTIENDE POR LA ETERNIDAD.
Desde los lugares más bajos de la tierra, desde el corazón más duro, el alma más solitaria, desde el corazón más roto, trizado y quebrado. Hasta el Cielo.
Y podemos ver a José no destruido por su circunstancia, si no con una fe que va más allá de las dificultades, más allá del dolor, de la tristeza, incluso más allá del miedo.
Hebreos 11.22 dice «Por la fe José, al fin de su vida, se refirió a la salida de los israelitas de Egipto y dio instrucciones acerca de sus huesos.»
José pidió que sus huesos fueran llevados a la tierra prometida, un acto simbólico, que da testimonio de su confianza en las promesas de Dios. Su historia no solo habla de reconciliación, sino también de fe.
Aun así con todo el dolor y sufrimiento de José. Dios siempre estuvo con él, viendo su dolor, escuchando su clamor. Porque no importa lo que el mundo pueda decir. Lo que Dios dice de nuestras vidas es distinto.
Todo lo que Dios ha preparado para tu vida está a nuestra disposición, pero está en nosotros ser determinados para poder alcanzarlo.
Recordemos que las circunstancias de nuestras vidas, no nos definen. Dios siempre tiene el control.
¿MIS MALAS EXPERIENCIAS ME IMPIDEN CONFIAR EN LAS PROMESAS DE DIOS?
Todos enfrentamos momentos difíciles, ya sea por nuestras propias decisiones o por lo que otros han hecho. El dolor de una traición, la soledad, la enfermedad o cualquier dificultad puede marcarnos profundamente. Sin embargo, estas experiencias no nos definen, ni determinan nuestro futuro, ni mucho menos limitan las promesas de Dios. Dios nos promete estar siempre con nosotros en todo momento, hasta el fin del mundo. Tanto en las alegrías como en las dificultades. Su plan incluye una vida plena, en libertad, y la esperanza de la vida eterna.
¿CREO QUE DIOS ME ACOMPAÑA EN CADA MOMENTO?
Si hay una verdad que podemos encontrar en la historia de José es que Dios siempre estuvo con él. A pesar de las numerosas dificultades que enfrentó, la biblia nos cuenta una y otra vez que Dios estaba con él. Jamás lo abandono. Es natural sentir temor en frente a la crisis, pero estas circunstancias no cambian la realidad. Dios está con nosotros siempre, su presencia es constante, incluso en medio de nuestras más grandes dificultades, pero también en nuestras alegrías.
¿ESTOY DEJANDO QUE DIOS SEA EL CAPITÁN DE MI VIDA?
Dejar que Dios sea el capitán de nuestras vidas, significa rendirle el control total de nuestras decisiones, planes y futuro, confiando en que su guía es siempre la mejor. A veces, queremos que Dios sea solo nuestro copiloto, alguien que apoye nuestras elecciones, pero seguir a Dios implica permitirle que Él tome el mando de nuestras vidas, requiriendo no solamente fe, sino también obediencia.
¿Te perdiste de algún mensaje? Hacé click para ver todos los mensajes de VIVILO iglesia.