«En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar su rebaño. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. Pero el ángel dijo: «No tengan miedo. Miren que traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. Hoy ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad». Lucas 2:8-14 NVI

 

Llega la Navidad, y con ella, a veces nos encontramos con situaciones incómodas. Decimos cosas como: «El 24 lo pasamos con una familia y el 31 con la otra», pero siempre surgen cuestiones relacionadas con la comida, los regalos y otras decisiones que se vuelven una discusión. Y a veces la Navidad puede volverse más un momento incómodo que una verdadera celebración.

Hace dos mil años, la llegada de Jesús también trajo incomodidad. Había expectativa por la llegada de un rey, y aunque normalmente el nacimiento de un bebé es un motivo de alegría, este bebé en particular causó un gran revuelo en su tiempo. Fue un escándalo.

Pero, para otros, su nacimiento era motivo de esperanza. Mientras unos reaccionaban con temor, otros veían en ese bebé el cumplimiento de una promesa que traería luz y salvación al mundo.

La palabra «escándalo» se define como un dicho o hecho que provoca indignación. 

Eso fue exactamente lo que sucedió con Jesús: su llegada removió corazones, desafió estructuras y cambió la historia.

Y así fue: el rey Herodes sintió miedo, envidia y percibió una amenaza ante la llegada de Jesús.  Como lo podemos leer en Mateo:

«Jesús nació en el pueblo de Belén, en la región de Judea, cuando Herodes era rey del país. Unos sabios que venían del oriente llegaron a Jerusalén, y preguntaron: —¿Dónde está el niño que será el rey de los judíos? Porque vimos salir su estrella y hemos venido a adorarlo. Cuando el rey Herodes oyó esto, se preocupó mucho, y toda la gente de Jerusalén también. Herodes reunió a los sacerdotes principales y a los maestros de la ley, y les preguntó dónde iba a nacer el Mesías.» Mateo 2.1-4 TLA

Así como Herodes fue incomodado por la noticia, muchas veces hay personas que se sienten incómodas con el mensaje de Jesús. Pero no se trata del mensaje en sí, sino de que lo que realmente nos incomoda es reconocer nuestra condición. Encontrarnos con la realidad limitada que hasta acá vivimos, darnos cuenta de cuántas cosas nos están limitando.

TODOS NECESITAMOS DE JESÚS.

Estamos rodeados de noticias que generan incomodidad, causando ansiedad o temor, dándole lugar y poder sobre la realidad que nos rodea. Pero la llegada de Jesús no vino para condenarnos ni para causarnos temor, sino para mostrarnos que hay esperanza más allá de nuestra realidad.

Y así como algunos sienten asombro e incomodidad con algunas noticias, otros reaccionamos con incredulidad. Abundan las falsas noticias y las promesas incumplidas, lo que genera desconfianza en todo. Lo mismo nos sucede con Dios: cuando nos acercamos, nos cuesta creer en esta buena noticia, porque hemos tenido malas experiencias que nos han hecho desconfiar.

El amor de Dios sobrepasa todo entendimiento, pero si no nos acercamos a Él, no podemos disfrutar de todo lo que tiene preparado para nosotros.

Y la verdad es que la noticia del Evangelio puede generar dudas, porque no logramos comprender un amor tan grande, que Jesús vino a esta tierra y fue a la cruz por amor a nosotros. Como dice Juan 3:16: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.»

Aun así, ante tal sacrificio, hay personas que no se sienten amadas. La verdad es que Dios nos ama escandalosamente y quiere caminar con nosotros en cada momento de nuestras vidas. Problemas y situaciones tenemos todos, pero el amor de Dios sobrepasa cualquier entendimiento, cualquier circunstancia, cualquier situación.

Y ante este amor tan escandaloso, tenemos dos opciones: Dejarnos asombrar por el amor de Dios y descubrir todo lo que Él tiene preparado para nosotros, o seguir en la incredulidad, siendo simples espectadores de esta increíble noticia.

La incredulidad suele surgir de la duda, el miedo o de no estar dispuestos a confiar por completo en Dios. Nos aferramos a lo que ya conocemos, viviendo una vida limitada, temiendo dar el paso hacia lo desconocido. Y no nos damos cuenta de que lo que hemos vivido hasta ahora no nos satisface.  Y es por eso que necesitamos abrir nuestro corazón al asombro y permitirnos vivir todo lo que Dios tiene preparado para aquellos que deciden creer en Él.

En 1 Pedro 2:18-21 podemos ver a Jesús manifestándose, haciéndose visible a la humanidad, para que todos podamos disfrutar de los beneficios que Él tiene para nuestra vida. Y no hay mejor beneficio que la salvación, una vida eterna donde no hay dolor, angustia, miedos, ansiedades, ni mucho menos momentos incómodos.

SOMOS ESCANDALOSAMENTE AMADOS.

Un amor tan escandaloso, que fue tan incómodo para algunos. Un amor que no se queda solo en palabras, sino que movió cielo y tierra para llegar a nosotros. Él buscó, busca y seguirá buscando llamar nuestra atención en todo momento para entregarnos todo lo que tiene preparado para nuestras vidas.

Isaías 53.6 dice: «Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el SEÑOR hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros.»

Jesús cargó todas nuestras iniquidades, cargó con todas nuestras preguntas, con nuestro pasado, con nuestras decisiones. Cargó nuestro dolor, nuestro temor, y nos regaló una esperanza que nos dio vida eterna, perdón y salvación.

NAVIDAD NOS VIENE A RECORDAR EL GRAN AMOR QUE DIOS NOS TIENE NO TIENE LÍMITES.

Navidad no es solo celebrar el 24 en la noche con nuestros seres queridos, sino también recordar lo escandalosamente amados que fuimos y compartir ese amor con otros.

No solo fue un nacimiento, sino el comienzo del plan redentor para la humanidad. Él es Emanuel, Dios con nosotros. El Salvador, el Rey de reyes, El príncipe de paz. El Todopoderoso.

NO HAY NOMBRE, COMO EL NOMBRE DE JESÚS.

Y aun así, muchas veces dudamos de su amor, de sí realmente somos valiosos para Él, cuando entregó a Su Hijo por amor a la humanidad. Su gracia y su amor es eterno, y cada día tenemos la oportunidad de acercarnos a Él. Como dice Lamentaciones 3:22: «Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.»

Navidad no se trata solo de la comida, los regalos o el lugar donde la pasamos. Es mucho más profundo que las tradiciones y los adornos. Lo que realmente celebramos es el nacimiento de Jesús, un evento que marcó un antes y un después en la historia de la humanidad, pero también en nuestras vidas.

Su llegada nos trajo esperanza, una oportunidad para acercarnos confiadamente a Dios y avanzar con un propósito.

Hebreos 4.16 NTV nos dice: «Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.»

Cuánto más nos acercamos a Él, más lo conocemos y descubrimos los beneficios de Su amor. Cuanto más nos acerquemos a Él, más vamos a poder conocerlo, descubriendo que hay un propósito para nuestras vidas y, juntos, poder marcar la diferencia.

Pero seguimos buscando otras opciones, repitiendo los mismos métodos y esperando un resultado diferente. Nos aferramos a lo conocido sin darnos cuenta de que Dios quiere caminar con nosotros día a día.

DIOS NOS AMA Y QUIERE QUE PODAMOS EXPERIMENTAR SU GRAN AMOR.

No fue casualidad la manera, el lugar ni el contexto en el que Jesús llegó al mundo. Lo hizo en un contexto humilde y ordinario, para demostrarnos su cercanía. Un nacimiento precario y humilde. Pero que cambió la historia. Un Rey y salvador que nos da esperanza salvación y vida eterna. Un Dios que está siempre disponible, sin importar el momento, la hora o el lugar.

UN SALVADOR AL ALCANCE DE TODOS.

«Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe. Esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios y no por obras, para que nadie se jacte.» Efesios 2.8-9

El mayor regalo que podemos tener y recordar en esta Navidad y siempre es que Su gran amor, y Su gracia siguen presentes por la eternidad.

Un Dios que no se limita a ninguna realidad y que rompe con los conceptos y estructuras que nos han enseñado.

Para recordarnos que por Él, somos escandalosamente amados.

 

 



¿ME SIENTO CONFRONTADO POR EL MENSAJE DE JESÚS?
El mensaje de Jesús muchas veces nos incomoda porque confronta nuestra realidad y nos hace ver cuánto necesitamos a Dios. Pero JESÚS NO VINO A CAUSAR TEMOR NI CONDENACIÓN, sino a amarnos y recordarnos que su poder es más grande que nuestra realidad y es capaz de transformarlo todo.

¿ESTOY CREYENDO QUE DIOS ME AMA ESCANDALOSAMENTE?
Estamos tan acostumbrados a desconfiar de todo que ante el mensaje de Jesús surge la duda y la incredulidad, pero si nos acercamos a Él y nos dejamos asombrar por su amor vamos a descubrir los beneficios de su salvación y su esperanza sobre nuestras vidas.

¿ESTOY ENTENDIENDO EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD?
El sentido de la Navidad es comprender que Dios nos amó escandalosamente. Es decir que su amor no fueron solo palabras, sino que lo demostró con hechos, envío a Jesús para darnos salvación y hoy podemos disfrutar de su amor y compartirlo con otros para que se sientan escandalosamente amados por Dios.

 

Esta navidad es la oportunidad para recordar cuan amados somos. Un amor tan escandaloso merece ser compartido con otros ¡NO TE LO GUARDES!