«Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes. Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe, sabiendo que los creyentes en todo el mundo soportan la misma clase de sufrimientos. Luego de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. A él sea el poder por los siglos de los siglos. Amén.» 1 Pedro 5.6-11
Comenzamos un nuevo año, un nuevo tiempo, donde algunos desafíos que venimos arrastrando del 2024 siguen estando, pero sabemos que en este nuevo año va a traer otros nuevos y grandes desafíos, pero nadie quiere pensar en eso durante las dos semanas de fiestas.
Nunca falta ese «aguafiestas» o «saboteador de alegrías» que interrumpe en medio de la fiesta para estropearla, como que les molesta que otros disfruten y necesitan arruinar la diversión o el momento de alegría. Pero la verdad es que muchas veces no necesitamos de otros porque somos nosotros mismos y nuestros sentimientos los que se encargan de ser ese aguafiestas de nuestras propias vidas.
Arrancamos un nuevo año y eso nos llena de incertidumbres, provocando ansiedad, temor y preocupación. Nuestros sentimientos, controlados por la ansiedad, nos lleva a gran inquietud y extrema inseguridad, que nos terminan quebrando, llevándonos a perder nuestras convicciones y prioridades.
Existe una frase muy popular entre los cristianos «Eben-ezer» que significa «Hasta aquí nos ayudó Jehová» donde el "hasta aquí" nos lleva a preguntarnos ¿y mañana seguirá Dios estando con nosotros?.
COMO DIOS ESTUVO HASTA AQUÍ, ÉL TE ASEGURA QUE VA A SEGUIR ESTANDO.
Muchas veces el temor es más grande que las experiencias vividas con Dios y nos lleva tomar acciones de supervivencia, al igual que el pueblo de Israel cuando estaba en el desierto, donde por 40 años Dios los alimento con el maná del cielo, pero muchos de ellos por temor a que mañana no haya, guardaban... por las dudas (Éxodo 16.19-20).
Entramos en etapas nuevas y nuevos desafíos, eso trae inseguridad lo que quiebra nuestra fe y confianza, es ahí donde nos autosaboteamos. ¡NO TEMAS! El Señor no solo estuvo y nos sostuvo hasta aquí, sino que va a continuar haciéndolo. Jesús es nuestro pan del cielo (Juan 6.35), nos dice que no nos afanemos ni preocupemos (Mateo 6.25-34), nos recuerda que todas las cosas actúan a nuestro bien (Romanos 8.28-30). Dios no escatimó a su hijo, no se limitó en dar ¿Cómo no va a dar todas las cosas que necesitamos para vivir? DIOS NOS ASEGURA QUE VA A ESTAR Y NOS VA A DAR ABUNDANTEMENTE TODO LO QUE NECESITAMOS. Puede que otros se olviden de nosotros, pero Dios nos promete que no nos deja (Salmos 27.10).
Este nuevo año, en vez de darle lugar a la ansiedad o al afán, hay algo que podemos hacer para vivir un 2025 donde comprobemos lo que Dios tiene para nosotros y así podamos vivir una vida inquebrantable, no permitiendo que nada nos quiebre. Hay algo que nos toca, algo que tenemos que hacer (1 Pedro 5.6-11).
Humillarnos bajo la poderosa mano de Dios. A veces olvidamos lo poderoso que es Dios y que tiene todo el poder para hacer las cosas, el humillarnos es la acción de reconocer quien es Él, bajar la cabeza y recordar nuestra dependencia de él. Ser honestos en aceptar nuestras limitaciones, errores, debilidades y nuestra total necesidad de Dios, dejando de lado el orgullo, autosuficiencia y arrogancia que tal vez no lo admitimos con nuestras palabras, pero si lo demostramos con nuestras acciones. No nos damos cuenta, pero nos cuesta reconocer que no podemos por nosotros mismos, porque seguimos queriendo ser nosotros los que tienen el control cuando en verdad nunca lo hemos tenido.
HUMILLARSE HABLA DE UN CORAZÓN QUE EXPRESA LA NECESIDAD DE DIOS.
Como iglesia buscamos comenzar el año con PRIMERO ORA, porque nos lleva a recordar nuestra necesidad de Dios, donde la oración no es nuestro último recurso, sino nuestra primera opción. Buscamos someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios. Un ejemplo de esto es la oración conocida como el "Padre Nuestro" (Mateo 6.9-13) donde reconocemos que dependemos completamente de Él y que sin su gracia, sin su ayuda, SOMOS INCAPACES POR NOSOTROS MISMOS.
Al humillarnos estamos reconociendo que nuestra confianza está solo en Dios. En su soberanía, poder y amor. Admitiendo que él sabe cómo hacer las cosas, en su tiempo perfecto, no es solo creer y orar, sino que demanda que actuemos.
¿En qué áreas de nuestra vida aún Dios no es nuestro Señor? ¿Cuáles son esas decisiones que aún no le entregamos el control a Dios?
Depositar en Dios toda ansiedad. No habla que no vamos a tener ansiedad, sino que nos dice que nuestra acción tiene que ser una ENTREGA TOTAL Y CONSCIENTE de nuestras preocupaciones, miedos y cargas a Dios. Este es un llamado a confiar plenamente en que Dios tiene el control y que tiene cuidado de nosotros, reconociendo que su amor por nosotros no es pasivo, sino que activo, Dios va a cuidar de nosotros siempre (Mateo 11.28-30).
¿Dónde estoy yendo a buscar ayuda y consejo? ¿A quién le estoy entregando mis problemas? ¿En quién estoy confiando para que me saque del problema?
Practicar el dominio propio. El practicar habla de una acción que se repite varias veces con el fin de adquirir la habilidad o experiencia. Hay quienes que comienzan, pero abandonan rápido, pero NO TE CANSES, no fuimos alcanzados por Dios para estar otra vez bajo el poder de nuestras emociones y pasiones. Pero nos hemos acostumbrado a reaccionar sin pensar y ser "mecha corta".
Hay quienes arrancan el año buscando a Dios, pero al poco tiempo, ya no oran, no se congregan, no cantan, no dan lugar a la palabra de Dios. Pero es nuestra acción personal el avivar el fuego del don de Dios en nuestro corazón (2 Timoteo 1.6-7).
El dominio propio habla de madurez y fortaleza, de la capacidad de poder decidir y controlas nuestras acciones, entendiendo que hay un poder en mí, que me lleva a tener control sobre mi persona, emociones y acciones sin caer en los impulsos o deseos desordenados. Implica tomar decisiones conscientes y disciplinadas en lugar de reaccionar o dejarse llevar por las circunstancias.
¿Qué pensamientos hoy me controlan? ¿Qué sentimientos me llevan a estar siempre condicionado? ¿Qué pecados, impulsos o deseos hoy siguen dominando mi vida?
HAY UNA ACCIÓN QUE NOS TOCA HACER, Y ES NUESTRA RESPONSABILIDAD HACER USO DE LA FE Y CREER LO QUE DIOS NOS HA DADO.
Mantenerse alerta. ¡NO TE DUERMAS! Estar atentos y preparados para cualquier situación, no bajando la guardia y siendo conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, para poder reaccionar y ACCIONAR CON ANTICIPACIÓN ante los posibles peligros, oportunidades o desafíos, no dejando que nada nos robe.
El orar, leer la palabra y el congregarnos son formas para mantenernos despiertos y atentos. No podemos descuidar nuestras vidas y convertirnos en presa fácil. La palabra de Dios es útil para enseñar, reprender, corregir e instruir con el fin de estar enteramente capacitados para toda buena obra (2 Timoteo 3.16-17).
¿Qué estamos descuidando en nuestras vidas? ¿Está Dios presente en mi vida y en todo lo que hago?
Resistir al Diablo. No estamos para darle ni un milímetro de ventaja, ya que él solo ha venido para hacer mal, robar, matar y destruir (Juan 10.10) y es padre de mentira y no hay verdad en él (Juan 8.44). No nos dejemos vencer ni tampoco atacar o hacer daño. Demos lucha y mantengámonos firmes sin dejarnos mover.
Si hoy te dicen que vienen a robar tu casa... ¿Qué harías?. Nos prepararíamos, estaríamos dispuestos a dar pelea por protegerla, no iríamos a dormir tranquilos ante la amenaza, sino que buscaríamos todos los medios y herramientas para protegernos, algo parecido a cuando había aviso de saqueos en el 2001.
Resistir es ejercer fuerza o presión, sin moverse ni dejarse vencer, es defenderse de alguien o algo que nos ataca. No luchamos con armas cotidianas porque nuestras armas no son de este mundo, sino que tienen el poder de Dios para derribar y destruir todo lo que se levante en contra de nosotros (2 Corintios 10.3-5).
¿Qué mentiras estoy aceptando? ¿Dónde me estoy dejando robar? ¿En qué áreas de mi vida el diablo está encontrando lugar para hacerme daño?
Hay acciones que nos toca a nosotros tomar para que podamos comprobar que el Dios, no solo que nos llamó aun cuando nadie pensaba y quien nos amó, es el mismo que viene a nuestra ayuda. Las dificultades no son suficientes excusas para dejarnos frenar. Es Dios mismo quien nos restaura y nos hace FUERTES, FIRMES y ESTABLES, quien nos hará INQUEBRANTABLES (1 Pedro 5.6-11). Alguien que no puede ser quebrado, destruido o alterado, ni física ni emocionalmente, quien tiene firmeza ante adversidades, desafiaos o pruebas, manteniendo tus principios, creencias o decisiones con determinación, sin ceder ante presiones externas o internas.
¿ESTOY DEJANDO QUE LOS MIEDOS Y ANSIEDAD ME IMPIDAN VER EL CUIDADO DE DIOS?
Entramos en etapas nuevas y nuevos desafíos en este 2025, eso puede traer inseguridad, miedos y ansiedad, lo que quiebra nuestra fe y confianza, es ahí donde nos autosaboteamos. Pero no hay que temer, Dios no solo estuvo y nos sostuvo hasta aquí, sino que nos asegura que va a continuar haciéndolo cada día. Dios no se limitó en dar ni a su propio hijo, eso nos muestra lo valioso que somos para Él y que su cuidado y sustento está con nosotros todos los días.
¿QUÉ ESTOY HACIENDO PARA VIVIR UNA VIDA INQUEBRANTABLE?
En vez de darle lugar a la ansiedad o miedos a los desafíos de este nuevo año, podemos vivir una vida inquebrantable, por medio de acciones nos toca hacer a nosotros. Reconocer nuestra total dependencia de Dios al humillarnos a Él, dándole todo el control confiando plenamente en su cuidado, entendiendo que hay un poder de Dios en mí que me lleva a tener dominio de pensamientos y emociones para tomar decisiones, para no descuidarnos, ni dejarnos vencer, sino que resistir.
¿ESTOY COMPROBANDO LA FORTALEZA Y CUIDADO DE DIOS?
Podemos comprobar que Dios está a nuestro cuidado y es Él quien nos fortalece. Las dificultades ya no son suficientes para derribarnos, ya que en Dios tenemos firmeza ante las adversidades siendo capaces de mantener nuestros principios, creencias o decisiones con determinación, sin ceder ante las presiones externas o internas. Es Dios mismo quien nos hace FUERTES, FIRMES y ESTABLES, quien nos hace INQUEBRANTABLES.