«¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore. ¿Está alguno de buen ánimo? Que cante alabanzas. ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los líderes de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha cometido pecados, sus pecados se le perdonarán. Por eso, confiésense unos a otros sus pecados y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Elías era un hombre con debilidades como las nuestras. Con fervor oró que no lloviera y no llovió sobre la tierra durante tres años y medio. Volvió a orar, y el cielo dio su lluvia y la tierra produjo sus frutos. Hermanos míos, si alguno de ustedes se extravía de la verdad y otro lo hace volver a ella, recuerden que quien hace volver a un pecador de su extravío lo salvará de la muerte y cubrirá muchísimos pecados.» Santiago 5.13-20

Cuántas veces por no parecer tontos, preferimos quedarnos con la duda en vez de preguntar algo que no entendemos. Esto nos ha llevado a caminar sin comprender o malinterpretando las cosas. A veces hasta mal interpretamos lo que Dios nos dice o enseña en su palabra, y nos perdemos de vivir lo que Él quiere hacer en nosotros por haber entendido mal.

Descubrimos en la Biblia como la oración tiene poder para provocar cambios, y decimos que es nuestra primera opción pero cuando estamos mal no oramos, porque creemos que ser creyentes es aceptar todo lo que viene y resignarnos a lo que nos toca vivir. O le pedimos a Dios pero al mismo tiempo nos aseguramos un “PLAN B” por si no obtenemos respuesta. Pero no podemos resignarnos. La palabra de Dios nos habla para probar caminos en nuestra vida. 

No negamos que aun siendo creyentes, vamos a enfrentarnos a problemas y situaciones difíciles, pero Jesús nos advirtió que aun en esas aflicciones contamos con su paz (Juan 16.33). Por eso, necesitamos dejar de tener una actitud pasiva frente a los problemas y comenzar a accionar. Cuando pensamos en un plan B por temor a que la oración no funcione, terminamos haciendo de este plan nuestra única opción porque dejamos a un costado la fe. 

Por eso Hebreos nos desafía a quitar de nosotros todo lo que está siendo un peso o una limitación y avancemos con fe. Ese peso muchas veces es el conformismo, o el no comprender lo que Dios tiene para nosotros. Pero el llamado que Dios nos hace no es a “aprender a vivir con el problema” sino a creer y caminar con fe. «…despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.» (Hebreos 12.1).



En Lucas 18.1-8 vemos como una viuda se acerca a un juez injusto e insiste tanto por ayuda que termina consiguiendo lo que quería. Esta viuda tenía todo en contra, nada en ella la hacía calificar como digna de atención y respuesta pero insistió, y consiguió su cometido aun cuando se trataba de un juez tirano. Pero nosotros, no pedimos a un juez tirano sino a un Dios que nos mostró y nos sigue expresando cada día su amor, y que nos invita a pedirle a él lo que necesitamos porque él está dispuesto a escuchar y responder nuestras oraciones. 

Pero hay quienes luchan con un sentimiento de inferioridad que los hace pensar que nunca van a poder aspirar a una vida diferente, que no está en ellos la posibilidad de experimentar algo mayor y que no les queda más que aceptar lo que están viviendo aunque eso sea desagradable. El profeta Elias era un hombre limitado como cualquiera de nosotros, con errores y dificultades, pero oraba con fervor y Dios le respondía. Lo que Dios busca en nosotros no es un corazón perfecto y merecedor de sus respuestas, sino un corazón con fe que reconoce que en Dios está el poder para transformar cualquier situación. Vemos en los evangelios como a Jesús le llamaba la atención la fe de las personas, quienes tenían una fe evidente no pasaban desapercibidos para El. (Mateo 8.5) Muchas veces no vemos resultados, no porque Dios no pueda obrar sino porque nosotros no estamos pidiendo. La oración es la acción que demuestra nuestra fe  (Mateo 7.7) «…¿Creen que puedo sanarlos? —Sí, Señor —respondieron. Entonces tocó sus ojos y dijo: —Que se haga con ustedes conforme a su fe. Y recobraron la vista.» (Mateo 9.27-31) 

Lo que determina los resultados es nuestra fe, porque la oración provoca cambios y si pedimos con fe vamos a ver respuesta. 

En otro tiempo no teníamos esperanza alguna de una vida diferente, pero Jesús vino a rescatarnos de esa vida absurda y sin futuro para llevarnos a experimentar una vida de resultados visibles. Fuimos llamados a provocar cambios no a conformarnos y adaptarnos a las crisis. Hay quienes han aceptado una situación desagradable por años, se acostumbraron y se adaptaron a vivir con eso, pero el Dios que nos llama es un Dios de cambios, de transformaciones. Y cuando experimentamos lo que Dios puede hacer en nosotros somos movidos a provocar cambios en otros, porque comenzamos a descubrir que no hay imposibles para Dios (Santiago 5.19-20 / Gálatas 6.1-3). Cuando comenzamos a ver lo que Dios puede hacer decimos YO NO VOY A QUEDAR ASÍ, PERO TAMPOCO VOY A PERMITIR QUE OTROS SE CONFORMEN CON LO QUE TIENEN. (Hebreos 3.12-14) Necesitamos ocuparnos diligentemente en no convertirnos en un corazón que se endurezca por la incredulidad. Caminando con fe y alentando a otros a creer en lo que Dios también puede hacer en ellos. Por eso tenemos grupos de conexión, porque caminamos juntos para experimentar a Dios y hacer que otros puedan encontrarse con el y vivir una verdadera transformación. 

NO IMPORTA LO QUE ESTÁS VIVIENDO, NO ES TU REALIDAD DEFINITIVA. DIOS QUIERE LLEVARTE DE LO MALO A ALGO BUENO Y DE LO BUENO A ALGO MUCHO MÁS GRANDE. 



REFLEXIÓN

¿ESTÁ SIENDO LA ORACIÓN MI PRIMERA OPCIÓN? Sabemos que la oración tiene poder y aun así seguimos aceptando la realidad que nos toca vivir sin buscar el cambio. La oración es poderosa y provoca cambios, pero necesitamos actuar, pedir con fe. 

¿ESTOY CREYENDO QUE DIOS PUEDE HACER ALGO EN MI VIDA? Muchos luchan con sentimientos de inferioridad creyendo que no merecen experimentar algo mejor de lo que viven, pero Dios nos amó y nos rescató de una vida absurda para que podamos vivir una vida de transformación y cambios reales. no te conformes, Dios tiene más para vos.

¿ESTOY CREYENDO Y PROVOCANDO CAMBIOS EN OTROS? Cuando comprendemos lo que Dios puede hacer y que para él nada es imposible, entendemos que fuimos llamados a provocar cambios en otros, a alentarlos a la fe y caminar juntos hasta ver lo que Dios puede hacer en ellos. 

NO TE CONFORMES TU VIDA Y TU ENTORNO PUEDEN SER TRANSFORMADOS PORQUE PARA DIOS NADA ES IMPOSIBLE. TU FE EN ÉL ES LO QUE VA A PROVOCAR GRANDES CAMBIOS. 

 

¿Te perdiste algún mensaje? Hacé click para ver todos los mensajes de VIVILO iglesia