«Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él los exalte a su debido tiempo. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.» 1 Pedro 5:6-7 NVI
Seguramente cualquiera de nosotros podría recordar con claridad algún momento de nuestra vida en el que nos hemos sentido humillados, en el que alguien deliberadamente decidió ponernos en ridículo o hacernos sentir menos de manera intencional. Es notable cómo una frase mal intencionada o una simple palabra puede marcarnos de por vida.
Pero es evidente que Pedro no se está refiriendo al ser humillados como nosotros lo entendemos. No se trata de un Dios que nos quiere pisotear o avergonzarnos, al contrario, está diciendo que la mano de Dios está sobre nosotros, cerca de nosotros, es un sentido de completo cuidado y protección.
Vivimos inmersos en una cultura que nos empuja a desconfiar de todos y protegernos para que ya nadie pueda herirnos, a mantener distancia hasta que el otro nos demuestra lealtad y confianza. Y en medio de esta realidad Dios nos dice que Él no se está cuidando de nosotros, sino que nos está cuidando a nosotros. Dios no guarda distancia con nosotros ni está esperando probar nuestra lealtad, tampoco espera que nos acerquemos para juzgarnos y humillarnos frente a otros, sino que Él está siendo cuidadoso con nuestras vidas.
Pedro le está hablando a personas comunes como nosotros, invitándolas a que se rindan, a que se entreguen totalmente a Dios. Habla de una entrega voluntaria, libre y sin miedo a lo que pueda pasar.
Humillarse habla de ponernos bajo la mano de Dios, bajo su cuidado, de reconocer que no podemos solos, de reconocer nuestra necesidad de Él. Es una invitación a confiar en el cuidado constante de Dios sobre nuestra vida. No hay nada ni nadie en el mundo que pueda cuidarnos como Dios lo hace (Salmos 73:23-26).
Normalmente tendemos a medir nuestra vida por momentos buenos y malos, y llegamos a creer que el cuidado de Dios se ve simplemente en aquellas cosas buenas que nos suceden. Pero Dios no solo cuida de nosotros en esos momentos, sino que en los malos tiempos, cuando intentamos escondernos de Dios, cuando creemos que hemos tenido el peor día, su cuidado sigue siendo constante sobre nosotros.
En la Biblia encontramos cientos de personas que también han pasado dificultades y desafíos, pero que han comprobado la fidelidad y cuidado de Dios. Ese cuidado del que nos habla es constante, no está condicionado al resultado del día, no importa lo que pase, Dios permanece cerca. Cada día de nuestras vidas es un milagro y solo es posible porque Dios está con nosotros. Pero necesitamos entregarle a Él todo lo que hemos estado cargando. Jesús es el nuestro mayor ejemplo de entrega, porque cuando era el único que podía juzgarnos y condenarnos, decide amarnos y entregarse por nosotros. «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosamente, junto con él, todas las cosas?» Romanos 8:32. Por eso tenemos la seguridad de que Él nos ama y tenemos el honor de poder corresponder a esa entrega, dejando de lado nuestro orgullo, rindiéndonos por completo sabiendo que a su tiempo él nos exaltará, soltando todo temor y pudiendo descansar en Él (Romanos 8:15-17). Depositamos ante Dios toda ansiedad, eso que no nos permite dormir, eso que está taladrando en nuestra mente todo el tiempo. Al entregarte, al humillarte vas a poder comprobar que con Dios es mejor. Muchos han vivido su vida teniendo que arreglárselas solos y eso les impide poder confiar y descansar en Dios, y esas experiencias hacen que no sea tan sencillo humillarnos ante Él, por el contrario nos lleva a intentar mostrarnos fuertes y autosuficientes. PERO PODEMOS CON CONFIANZA RENDIRNOS A DIOS PORQUE ÉL NOS AMA Y CUIDA DE NOSOTROS, EL TIENE LO MEJOR PARA VOS.
REFLEXIÓN
¿ESTOY DEJANDO QUE LAS MALAS EXPERIENCIAS ME HAGAN MANTENER A DIOS DISTANTE? Tenemos un concepto negativo de humillarnos, pero lo que Dios hace es invitarnos a rendirle nuestra vida y experimentar su cuidado constante sobre nuestras vidas.
¿ESTOY RINDIENDO A DIOS MIS PREOCUPACIONES? Muchas veces ponemos nuestra expectativa en los buenos momentos, o en cosas pasajeras, pero no hay nada ni nadie que pueda cuidarnos como Dios lo hace.
¿ESTOY CREYENDO QUÉ DIOS TIENE ALGO BUENO PARA MI VIDA? Jesús es nuestro mayor ejemplo de entrega, poder rendirnos a Él es nuestro honor, y hacerlo nos va a llevar experimentar la exaltación de Dios en nuestras vidas.
¿Te perdiste algún mensaje? Hacé click para ver todos los mensajes de VIVILO iglesia