«Se alista al caballo para el día de la batalla, pero la victoria depende del SEÑOR.» Proverbios 21.31
Hemos confundido la fe con falta de reacción, asumiendo que creer es no hacer nada. De esta forma hemos dejado que ciertas situaciones tomen control de nuestra vida al punto de asfixiarnos.
PACIENCIA NO ES LO MISMO QUE TOLERANCIA (Hebreos 11.1). La paciencia es saber esperar, pero la tolerancia es aceptar situaciones que nos desagradan y no nos hacen bien, permitiendo en nuestras vidas problemas o amenazas que vienen para quedarse, se alojan sin nuestro consentimiento, no lo queremos, pero lo toleramos.
Después de cierto tiempo toleramos algo, esto se vuelve parte de nosotros, y aunque parece no molestar hay cosas que nos hacen bien, que buscan destruirnos y dominarnos (1 Corintios 6.12). Pero no podemos pelear contra lo que no identificamos. Necesitamos descubrir cuáles son aquellas cosas que intentan dominarnos.
Mayormente dejamos pasar, dejamos todo para después. Queremos convencernos de que el tiempo sana y resuelve las cosas, y caminamos postergando e intentando tapar el dolor, pero esto solo provoca un daño mayor. En esta idea equivocada de pensar que tolerar es tener fe, terminamos aceptando lo que nos hace mal. Pero la fe no es pasiva, sino que demanda una acción. Una fe que no es acompañada de acción y de hechos está muerta (Santiago 2.17). Lo único que conseguimos así es postergar decisiones, procrastinar. Muchas veces no lo hacemos por pereza, sino por miedo a enfrentar nuestros problemas.
«Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.» Gálatas 5.1
Jesús vino a darnos libertad, tal vez nos cuesta comprende la idea de esclavitud, pero aquello que no enfrentamos y buscamos resolver termina esclavizándonos (Juan 8.31-36). Porque la negación no cambia la realidad. Muchas veces ignoramos que así como Dios tiene un plan de bien para nuestras vidas, el enemigo también tiene un plan. El ladrón viene a hurtar y destruir, a robarnos sigilosamente lo que Dios hace en nosotros (Juan 10.10), convertirnos en esclavos de aquello que Dios ya nos liberó es la mejor manera del enemigo de llevar a cabo su plan. Volvernos a esclavizar a temores, vicios, pecados y preocupaciones de las que ya habíamos sido libres. Tenemos un claro ejemplo de esto en Éxodo 14. Luego de varios intentos y de haber enviado Dios 10 plagas a Egipto para que por fin el Faraón libere al pueblo de Israel, al verlos irse en libertad se arrepiente y sale con su ejército a perseguirlos para traerlos de vuelta como esclavos. Pero Dios los rescata de una manera milagrosa y ellos logran huir. Pero lo llamativo de esto es que, los israelitas, ante cualquier dificultad o situación difícil, lo primero que pensaban era en volver a la esclavitud, al lugar de donde Dios los había sacado.
Así también hay un enemigo que busca lo mismo con nuestras vidas, quiere mantenernos en una condición de esclavos, vemos situaciones y decidimos quedarnos como estamos. Tenemos que descubrir contra que peleamos porque muchas veces no nos damos cuenta y repetimos patrones, una y otra vez, cometemos los mismos errores.
Años más tarde el plan del enemigo no cambió, porque él no es nada creativo, y una vez más Israel se enfrenta a un enemigo, esta vez los filisteos. Un gigante de los filisteos se levanta para amedrentar al pueblo amenazando durante días, mañana y tarde, con volverlos sus esclavos (1 Samuel 17). Cuando las amenazas y las mentiras se repiten tanto, terminan convirtiéndose en una realidad. Terminamos creyendo que esa es la verdad. Aceptamos el mal y le damos lugar en nuestras vidas simplemente porque siempre estuvo ahí.
No podemos seguir quedándonos estáticos frente a aquello que amenaza nuestras vidas. Necesitamos resolver aquello que amenaza contra la vida y la libertad que Dios ya nos dio, ponerle fin a todo aquello que intenta destruirnos.
Creemos en el poder de la oración, pero la oración sin una fe activa no sirve. Hay momentos donde además de orar necesitamos accionar, movernos y tomar decisiones concretas (Éxodo 14.15).
El gigante filisteo fue vencido por un joven que aun sin cualidades tuvo la suficiente fe en Dios como para actuar y enfrentarlo basado en esa fe (1 Samuel 17.40-48).
No podemos seguir esperando y tolerando, necesitamos movernos y enfrentar el problema si queremos ver resultados. Hay quienes frente al peligro escapan, frente al error se esconden. Cuántos creyentes se alejan por años de la iglesia por no poder afrontar un error que cometieron. Pero hay una acción que nos toca a nosotros.
NUESTRO CORAZÓN NECESITA RECORDAR QUIÉN ES DIOS Y NO HUIR DE LOS PROBLEMAS SINO ENFRENTARLOS SABIENDO QUE ÉL ESTÁ CON NOSOTROS (PROVERBIOS 21.31).
«¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?» Romanos 8.31
Por eso oramos, y cantamos, levantamos nuestra voz reconociendo quien pelea con nosotros. Fe no es no hacer nada, es prepararte para avanzar, es buscar a Dios, es salir y hacer sabiendo que la victoria depende del Señor, su mano actúa con poder.
¿QUÉ SITUACIONES NEGATIVAS ESTOY TOLERANDO EN MI VIDA?
Tolerar no es lo mismo que creer. La tolerancia asimila situaciones nocivas haciendo que el dolor sea más grande. Pero Jesús vino a hacernos libres.
¿ESTOY ENFRENTANDO LOS PROBLEMAS O PERMITO QUE EL MIEDO ME PARALICE
El temor nos hace procrastinar decisiones por miedo a enfrentar los problemas. Pero necesitamos movernos a temas de creer para que eso ya nos esclavice.
¿QUÉ DECISIONES PUEDO TOMAR PARA AVANZAR HACIA LA LIBERTAD QUE DIOS TIENE PARA MÍ?
Necesito orar, pero también tomar decisiones concretas. Ponerle fin a lo que me está lastimando para poder abrazar los planes de Dios en mi vida. No peleamos solos, Dios está de nuestro lado y nos da la victoria.
¿Te perdiste de algún mensaje? Hacé click para ver todos los mensajes de VIVILO iglesia.