«Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.» Juan 15:4 NVI

Hoy ya nada es seguro. Se nos hace difícil pensar en proyectos, relaciones o compromisos a largo plazo. Vivimos en un mundo tan inestable, y en una sociedad tan consumista, que buscamos todo lo que sea de resultado inmediato, instantáneo y temporal. Relaciones temporales, trabajos temporales, etc. No es casualidad que en la actualidad el matrimonio esté fuera de moda, cada vez son menos los que están dispuestos a asumir un compromiso a largo plazo, porque ante la primera crisis o adversidad lo primero que se nos viene a la mente es correr, abandonar. Las parejas se disuelven cada vez más rápido porque es preferible recurrir al «se terminó el amor» que al compromiso.

A pesar de la realidad que vivimos actualmente, el llamado de Jesús a permanecer en Él sigue vigente, sigue siendo el mismo para nosotros, sin embargo, no podemos pensar en permanecer en algo que no conocemos. Por eso para permanecer en Dios primero necesitamos conocerle (Efesios 1:17).

Cuando comenzamos una relación con alguien buscamos qué es lo que la otra persona puede brindarnos o aportar a nuestra vida, y probablemente todo marche bien hasta que aparecen las condiciones. Entonces aparece la duda y la inseguridad, porque tenemos miedo que esas condiciones nos lleven a perder algo. Pero cuando nos acercamos a Jesús es diferente, Jesús nos dice que Él va a llamarnos amigos si hacemos lo que Él nos pide, y lo que nos pide no es que seamos perfectos, sino que permanezcamos en Él, es decir que caminemos con Él. «Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.» Juan 15:14. El caminar con Él no es una condición en la que nosotros nos vemos afectados, por el contrario, es la invitación a vivir la vida que Él tiene para nosotros, porque permanecer en Él nos va a llevar a descubrir y disfrutar los beneficios que tiene para nuestra vida.

Dios es el más interesado en que podamos conocerle, desde el comienzo de la creación hizo todo para qué podamos verlo y descubrirlo. (Romanos 1.19-21) Siempre se ha mostrado cercano y amigo, pero somos nosotros los que ponemos la distancia, los que decidimos darle la espalda o dejar que ciertas mentiras nos impiden acercarnos. Una de las mentiras más grandes que nos hemos creído y se ha vuelto una limitación para acercarnos a Dios, es que Él no acepta lo roto, que si no somos perfectos, que si no cambiamos primero Él va a rechazarlos. Pero la realidad es que nadie es perfecto, y Dios más que nadie lo sabe. Por eso en su llamado no nos dice, sean perfectos, tengan vidas fructíferas y después vengan. El llamado de Jesús es claro, «vengan caminen conmigo, porque así van a dar fruto.» Dios sabe que separados de Él estamos rotos e incompletos, por eso nos invita a permanecer en Él para que nuestra vida florezca y encuentre su propósito. Todo lo que nos toca hacer a nosotros es aceptar la invitación y asumir el compromiso de permanecer en Él, conocerlo más y descubrir que en Dios no hay condenación, sino oportunidad de salvación y esperanza.

Permanecer va a demandar de nosotros tomar una decisión. Vivimos probando y buscando opciones de qué hacer con nuestras vidas, donde invertir para tener éxito, y estamos como el clásico cuento de «los tres chanchitos», de fracaso en fracaso porque los materiales que elegían para construir su casa no fueron pensados sabiamente, hasta que uno construye su hogar con ladrillo y finalmente se pudo resistir. El probar opciones solo nos hace perder tiempo y aumentar el dolor y la frustración porque Él único que puede darnos una esperanza segura es Jesús.

«Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada.» Juan 15:5 NVI

El fruto que Jesús nos asegura no tiene que ver con una vida de éxito temporal o terrenal. Muchos creen que el éxito es tener un buen pasar económico, una familia, un título o posición laboral importante, pero cuántos hay que tener todo eso siguen vacíos y frustrados. El fruto, los resultados de permanecer en Jesús no son temporales, son eternos, es salvación y una eternidad con Dios. Para eso permanecer en Él es nuestra única opción.

Nos da miedo tomar decisiones porque muchas veces nos hemos equivocado, o hemos arriesgado en cosas que finalmente no funcionaron como esperábamos, pero en Jesús tenemos seguridad, Él nos eligió desde antes que nosotros nos decidamos por Él, para llevarnos a vivir una vida llena de esperanza. (Juan 15:16).

JESÚS ES NUESTRA ROCA, NUESTRA ANCLA Y LUGAR SEGURO. TENEMOS UNA ESPERANZA FIRME EN JESÚS Y AL COMPROMETERNOS CON ÉL TENEMOS GARANTÍA SEGURA.

Pero lo que hace efectiva una decisión es poder sostenerla en el tiempo. Nuestra primera tarea como personas de fe es tomar la decisión de seguir a Jesús y permanecer en Él. Permanecer implica quedarnos en esa decisión, sostenerla en el tiempo aun a pesar de cualquier obstáculo o desafío que pueda presentarse. Muchos se frustran después de un tiempo al ver que siguen atravesando adversidades, pero Jesús no nos promete una vida color de rosas sin dificultades, la garantía que tenemos en Él es, que no importa lo que tengamos que atravesar, ni las circunstancias ni nuestros errores pueden destruir sus planes sobre nuestras vidas. (Romanos 8:38-39) Jesús nos promete estar con nosotros en todo momento y ayudarnos a superar cualquier situación. Pero si ante la crisis abandonamos nunca vamos a poder ver y experimentar la gracia y el poder de Dios que nos libra de toda adversidad. Permanecer en Dios nos va a llevar a descubrir hasta dónde puede guiarnos su gracia. Permanecer en Jesús no tiene que ver con una asistencia perfecta a la iglesia, sino con una conexión profunda con Él en la que su vida y sus planes se convierten en los nuestros. Permanecer en Dios es habitar y construir nuestra vida en Él, y no que sea solo una parte de nosotros. Dios está dispuesto a permanecer y habitar en nosotros, la decisión de darle ese lugar es nuestra. (Juan 14:23).

QUE DIOS SEA LA BASE DE NUESTRA VIDA Y DECISIONES, ES LO QUE NOS VA A  ASEGURAR VER RESULTADOS.

Todo lo que necesitamos está en Jesús, esta es una promesa segura para todos los que se deciden a permanecer en Él. «Si ustedes se mantienen unidos a mí y obedecen todo lo que les he enseñado, recibirán de mi Padre todo lo que pidan». Juan 15:7 TLA.


¿ESTOY BUSCANDO CONOCER MÁS A DIOS O DEJO QUE MIS INSEGURIDADES ME LIMITEN?
Pensamos que tenemos que ser perfectos para acercarnos a Dios, pero Dios es el más interesado en que podamos conocerlo. Necesitamos romper con todo lo que nos aleja y tomar la decisión de acercarnos a Él para descubrir lo que tiene para nosotros.

¿DÓNDE ESTOY DECIDIENDO CONSTRUIR MI VIDA?
Vivir probando solo nos hace perder el tiempo y frustrarnos más. El único que tiene una esperanza segura para nosotros es Jesús, permanecer y construir nuestras vidas en Él es lo que nos asegura grandes resultados. 

¿ESTOY DEJANDO QUE LAS CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES ME HAGAN DUDAR DE SEGUIR A JESÚS?
Dios no nos promete una vida sin crisis, nos asegura que ninguna circunstancia nos va a separar de su amor y de sus planes de bien sobre nosotros. Él promete estar con nosotros hasta el fin, permanecer en Jesús es nuestra tarea.

 

 

¿Te perdiste de algún mensaje? Hacé click para ver todos los mensajes de VIVILO iglesia.