«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él» Mateo 11.12 (NVI)

«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.» Mateo 11.12 (RVR1960).

Hay una frase popular que dice que «nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde», pero realmente vemos personas que viven su vida perdiendo oportunidades, dejando pasar el tiempo sin darse cuenta de lo que dejan ir. Viven dejando que los días pasen sin hacer uso de lo que Dios les dio, y aún no se dan cuenta de lo que están perdiendo.

Muchos aún están pensando, tomando el tiempo para tomar decisiones, esperando que «llegue el momento». Pero la realidad es que en una guerra no hay tiempo para pensar, porque lo que está en juego es nuestra vida. 

Necesitamos entender que la vida de fe es una batalla constante, tenemos un enemigo que intenta a toda costa robar y destruir lo que Dios tiene para nosotros, y no podemos distraernos. Por eso Jesús dice que el reino de los cielos sufre violencia, sufre oposición, porque desde el comienzo el diablo intentó quedarse con la gloria de Dios. Pero al no tener poder sobre absolutamente nada, lo que intenta es persuadirnos y tenernos lo suficientemente distraídos para que nosotros no hagamos uso pleno de la vida y los beneficios que hemos recibido con nuestra salvación. (Génesis 3.1-6) Lo primero que el enemigo busca destruir es nuestra identidad, poniendo en duda y en tela de juicio quiénes somos, cuál es nuestro valor. Él sabe que no tiene poder sobre nosotros, sobre nuestros hijos, familia, dones y talentos, por eso intentará mantenernos paralizados y temerosos, ocupados en asuntos urgentes para que descuidemos lo que tenemos hasta perderlo. Como el león que ruge para paralizar a su presa y poder cazarla. (1 Pedro 5:8-9) Si no logramos entender lo que tenemos en Dios, el valor y lo poderoso de lo que Él depositó en nosotros, es muy fácil descuidarlo y perderlo.

Solo los valientes y osados arrebatan el reino de los cielos, aquellos que se aferran a lo que Dios les dio con todas sus fuerzas. Esto es exactamente lo contrario a una persona paralizada y distraída. Pero ser osados y valientes no tiene que ver con impulsividad o improvisación, Dios no nos envía a la batalla desprovistos, sino que nos provee de las armas y las herramientas necesarias para poder pelear y vencer. Lo que sí depende de nosotros es hacer uso de esas armas, conocerlas, esforzarnos y mantenernos firmes. «(…) Manténganse firmes, ceñidos con el cinturón de la verdad, protegidos por la coraza de justicia y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomen el escudo de la fe, con el cual pueden apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.» Efesios 6.14-18

  1. El cinto de la verdad: conocer la verdad de Dios nos ayuda a combatir cualquier mentira. Conocemos nuestra verdadera condición, pero también lo que Dios hizo con nosotros.

  2. La coraza de la justicia: somos justificados en Cristo, por más que el enemigo quiera acusarnos o condenarnos, fuimos justificados en Él, hechos santos. 

  3. Tomar el casco de la salvación: que el Espíritu Santo que recibimos al aceptar a Jesús sea quien gobierne nuestros pensamientos y emociones y no nosotros mismos.

  4.  La espada del espíritu que es la palabra: Es la verdad de Dios que nos prepara para toda situación y guía nuestros pasos. (2 Timoteo 3:16) 

  5. Orar en todo momento: La oración es nuestro primer recurso, nos recuerda que nuestra vida depende de Dios y que Él está sobre nosotros a nuestro cuidado.

Muchas veces ante la crisis nos frustramos y nuestro primer instinto es salir corriendo. Pero si abandonamos la pelea, nunca vamos a ver a Dios obrar en nuestra situación. No vamos a comprobar el poder de las armas que Dios nos da. Necesitamos esforzarnos, permanecer firmes y hacer uso de todo lo que Dios pone en nuestras manos. Pero las cosas no suceden porque sí, aquello por lo que no luchamos, aquello que no cuidamos, lo terminamos perdiendo. 

Arrebatar el reino de los cielos implica cuidar lo que Dios nos dio. No debemos dejar que las circunstancias nos roben la seguridad y la esperanza que tenemos en Él. (1 Timoteo 6.12) 

QUIEN PELEA POR ARREBATAR EL REINO DE LOS CIELOS NO ESTÁ ESPERANDO A QUE LAS COSAS SUCEDAN, SINO QUE HACE QUE LAS COSAS SUCEDAN.

Pero hay algo más que necesitamos entender, y es que arrebatar el reino de los cielos no se trata solo de mantener lo que hemos recibido, sino de pensar en otros. El avance del reino se refleja en muchas más personas conociendo a Dios y volviendo al Buen Pastor. El enemigo está interesado en destruirnos porque sabe que nuestra vida tiene impacto en otros, pero muchas veces nosotros mismos no nos damos cuenta. NECESITAMOS ENTENDER QUE EL PROPÓSITO POR EL CUAL DIOS NOS RESCATÓ Y NOS TRAJO DE MUERTE A VIDA ES QUE OTROS PUEDAN RECIBIR ESA VIDA POR MEDIO NUESTRO. Nunca vamos a conocer el impacto que nuestra vida puede tener para otros si abandonamos la pelea. El reino de los cielos no es algo lejano e intangible, es la vida que Dios depositó en nosotros cuando aceptamos a Jesús, y esa esperanza que hemos recibido tiene que llegar a los oídos de todos los que aún se encuentran en oscuridad. Nuestra familia, nuestros amigos, las personas que nos rodean necesitan que seamos valientes, que sigamos resistiendo firmes hasta que puedan descubrir lo que Dios también tiene para ellos. Hemos recibido el espíritu de Dios al recibir a Jesús, y ese poder actúa en nosotros para llevar vida donde hay muerte, libertad donde hay esclavitud y hacer brillar nuestra luz en medio de la oscuridad. (Lucas 4.18). Dejemos de vivir como quien no tiene nada, cuando lo tenemos todo.  

LEVANTATE, SE VALIENTE Y HACE USO DE LO QUE DIOS PUSO SOBRE TU VIDA. NO ESTÁS SOLO PELEANDO LA BATALLA, SOMOS IGLESIA Y CAMINAMOS JUNTOS.


¿ESTOY VIENDO LO QUE DIOS PUSO EN MIS MANOS? Cuando comprendemos lo que tenemos, es muy fácil perderlo. Hay vida en nuestras manos, una vida abundante que necesita ser cuidada y disfrutada.

¿ESTOY PELEANDO POR LO QUE DIOS TIENE PARA MI O DEJO QUE LAS CIRCUNSTANCIAS ME AHOGUEN? Disfrutar de todo lo que Dios tiene para nosotros implica pelear, mantenernos firmes y resistir, entendiendo que hay un enemigo que quiere distraernos para que descuidemos lo que hemos recibido. Pero tenemos lo necesario para pelear, solo tenemos que hacer uso de esas armas que nos fueron dadas. 

¿ESTOY HACIENDO USO DE LO QUE DIOS ME DIO? El Espíritu Santo vive en nosotros desde el momento en el que aceptamos a Jesús, y nos da poder para llevar vida y libertad a los que están en tinieblas. ¡Es nuestra responsabilidad movernos por otros y hacer avanzar el reino de los cielos!

 

 

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