«Jesús se acercó entonces a ellos y dijo: —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.» Mateo 28.18-20

 

Vivimos en una época dónde abundan las opciones, en la decisión que sea que tengamos que tomar las posibilidades parecen infinitas, y es común pensar que entre más opciones es mejor, pero al tener tanto por lo que elegir muchas veces nos bloqueamos. Este sentimiento, o sensación, tiene un nombre «parálisis por opción».

La idea de la parálisis por opción refleja el sentimiento de estar abrumado ante un mundo que ofrece demasiadas posibilidades y caminos para seguir. Y es que en nuestro día a día vemos decisiones aparentemente simples, como qué película o serie voy a ver, qué preparo para merendar o qué ropa voy a elegir. Como también decisiones que pueden cambiar el rumbo de nuestras vidas como lo que refiere a trabajos, estudios, o relaciones interpersonales.

La parálisis por opción nos lleva a cuestionar nuestras decisiones, sentir temor de decidir mal y muchas veces, a evitar comprometernos.

Nos cuesta comprometernos y esto puede deberse a experiencias pasadas de dolor o decepción. O al deseo de enfocarnos en nuestro propio desarrollo o futuro, o quizás al miedo de no cumplir con las expectativas.

TENEMOS MIEDO AL COMPROMISO PORQUE IMPLICA RESPONSABILIDAD.

En este mandato conocido como la gran comisión en Mateo 28:18-20 Jesús nos dice vayan, y hagan discípulos en todas las naciones, y un discípulo es un seguidor de Jesús.

Es decir que somos llamados a levantar el mensaje de Jesús en medio de un mundo que necesita conocer a Dios, donde hay personas a nuestro alrededor con necesidades que solo Jesús puede llenar. Personas llenas de preocupaciones, perdidas en sus pensamientos y angustias. Pero no somos capaces de comprometernos y mirar a nuestro al rededor e ir por quienes están perdidos.

NUESTRA CAUSA ES COMPROMETERNOS CON ÉL.

En Lucas 19.10 «Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido». Esto nos quiere decir que Jesús vino a buscar y salvar lo que se había perdido.

Y Dios nos amó tanto que envío a Jesús a morir en la cruz y resucitar al tercer día por amor a nosotros. «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.» Juan 3.16-17

A TRAVÉS DE JESÚS TENEMOS PERDÓN, ESPERANZA Y VIDA ETERNA.

Y si hoy aún no has decidido seguir a Jesús, es el momento perfecto para hacerlo, porque nuestro primer compromiso es creer en su mensaje y decidir vivir para Él. Experimentar lo que Dios puede hacer en nuestras vidas nos impulsa a vivir por esa causa.

NUESTRA CAUSA ES QUE OTROS PUEDAN CONOCER A DIOS.

Nuestra causa es acercar a otros a Dios, acompañarlos en su relación con Él y vivir el evangelio como un camino que transforma que produce cambios.

NUESTRA CAUSA ES UN COMPROMISO DIARIO Y CONTINUO CON DIOS.

Jesús nos invita a seguirle pero también a vivir como verdaderos seguidores de Él. Siendo fieles a las enseñanzas prácticas que nos dejó tal como dice Juan 8.31-32 «Si se mantienen fieles a mis palabras, serán realmente mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.»

El bautismo en agua simboliza este compromiso, mostrando públicamente nuestra decisión de vivir para Él. También celebramos comunión, recordando el sacrificio de Jesús a través del pan y el vino, reconociendo su amor y perdón. Además, nuestra generosidad es parte de este compromiso, damos con un corazón agradecido desde nuestro tiempo a nuestros recursos sabiendo que todo es para Dios.

SI LA VERDAD NOS HACE LIBRE, UNA MENTIRA NOS ENCADENA.

La libertad verdadera viene de conocer y vivir en la verdad de Jesús, y el compromiso con Él nos invita a vivir sin mentiras, ni doble vida. 

Es un llamado a una vida con propósito, entregada a Dios y a su causa, que ahora es nuestra causa. 

UNA VERDAD A MEDIAS ES UNA MENTIRA.

Seguir a Jesús implica una responsabilidad: dejar de vivir a nuestra manera, para empezar a vivir a la manera de Jesús. El Evangelio, el hecho de que alguien se haya tomado el tiempo de hablarnos de Jesús, nos fue dado gratuitamente, pero tuvo un precio: Jesús entregó Su vida.

Y Él nos invita a vivir una fe pública, a dar testimonio a través de nuestras acciones. Pero a veces, solo estamos haciendo tiempo y no cambios.

LO BUENO SE COMPARTE Y QUE BUENO ES COMPARTIR NUESTRA CAUSA.

Dios siempre ha buscado personas comprometidas, dispuestas a llevar su mensaje de salvación a otros, como vemos en Ezequiel 22.30 «Yo he buscado entre ellos a alguien que construya un muro y se ponga en la brecha delante de mí por mi tierra, para que yo no la destruya. ¡Y no lo he hallado!»

Dios desde el comienzo ha buscado personas, no solo una sino a tantas cómo sea posible, personas dispuestas a COMPROMETERSE CON ÉL Y HACER DE SU CAUSA, NUESTRA CAUSA.

Hay una urgencia, acercar a las personas a Dios, porque cada persona necesita a Jesús. Nuestro entorno, vecinos, amigos, compañeros de trabajo, familiares, necesitan experimentar la paz y la salvación que solo Jesús nos puede dar.

Pero para llegar a ellos es necesario tomar un compromiso y vivir este compromiso recordando que Él nos prometió estar con nosotros hasta el fin de los tiempos Mateo 28.18-20

NUESTRO COMPROMISO ES NUESTRA CAUSA, Y NUESTRA CAUSA, ES COMPARTIR EL EVANGELIO DE JESÚS.

 

 



¿VIVO MI VIDA EN VERDADERA LIBERTAD?
Necesitamos dejar de lado todo aquello que nos está impidiendo vivir una vida en libertad y Jesús es el único que nos puede hacer verdaderamente libres, y la biblia es clara en Juan 8.32 «y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» Conocer más a Jesús y seguir sus pasos nos lleva a vivir en libertad verdadera.

¿ESTOY DISPUESTO A COMPROMETERME?
Un compromiso trae responsabilidades, nace primeramente en nuestro corazón, pero también se refleja en nuestras vidas, en nuestro diario vivir, así como tomamos la decisión primeramente de seguir a Jesús, esta decisión se hace real al vivir para Él y su causa.

¿ASUMO MI RESPONSABILIDAD CON LA CAUSA DE JESÚS? 
Jesús fue claro, nos dijo vayan y hagan más discípulos, más seguidores de Él. Nuestra causa es que más personas puedan conocer a Dios. Fuimos llamados a vivir para acercar a las personas a Dios y hacer así de su causa NUESTRA CAUSA.

 

 

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