«No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. 7Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.» Filipenses 4.6-7

Vivimos en un mundo donde todo es cada vez más rápido y esperamos lo mismo de la oración. Nuestra idea es que oremos y Dios pueda responder de inmediato si es posible, pero al ver que no pasa nada nos desanimamos.

La oración es nuestra primera opción, pero… ¿Qué pasa cuando oramos y no conseguimos respuesta alguna?

Le presentamos a Dios nuestra inquietud, clamamos, nos arrodillamos, pero sin embargo no sucede nada. Es aquí donde nuestra cabeza se llena de dudas y temores, pensando que Dios no me oye, o que tal vez mi problema no es tan importante para Dios, y pensamos será que me falta fe o seguro no estoy usando las palabras correctas. Comienzan a surgir dudas porque no vemos la respuesta deseada. Muchas veces terminamos cuestionando a Dios inclusive nos enojamos con Él.

Con facilidad nos desanimamos, frustramos y cansamos porque no recibimos lo que esperamos, pero tenemos que aprender a no dejarnos llevar por nuestros sentimientos y vencer los obstáculos.

SIN CONSTANCIA NO HAY RESULTADOS

Oremos con constancia, ininterrumpidamente, sabiendo que la promesa es que Dios va a hacer justicia y va a responder a nuestra oración sin demora. (Lucas 18.8)

La constancia es la clave para ver resultados y esto lo vemos en cualquier área de nuestra vida, queremos ver resultados, los queremos rápido… pero comenzamos algo y pronto lo abandonamos, porque no estamos dispuestos a mantener la actitud o las decisiones a lo largo del tiempo con la misma firmeza y nos desalentamos al no ver resultados inmediatos, entonces abandonamos antes de tiempo. De esta manera nunca vamos a ver resultados.

La constancia habla de una voluntad inquebrantable, esto quiere decir, que sin importar cuánto tarde el resultado. Así que, la constancia se ve en la espera. (Romanos 8.24-25)

En esta espera y constancia demostramos que nuestra esperanza y confianza están en Dios, aunque no veamos la respuesta. Entonces, aunque hoy no vea nada, sigo pidiendo, sigo buscando y sigo llamando (Mateo 7.7-11), teniendo completa seguridad de que mi pedido será escuchado y respondido, encontrare lo que busco y mi llamada será contestada.

Dios es el más interesado en darnos cosas buenas si se lo pedimos, pero a nosotros nos toca orar, orar y volver a orar poniendo nuestra confianza en Él. Por eso nuestra espera es confiando que hay respuesta porque mi seguridad no cambia, aunque no lo vea rápido o no suceda como espero. Así que ánimo, seguimos pacientemente en la espera sabiendo que viene la respuesta (Salmos 40.1-5).

NO CAMBIA MI CONSTANCIA ANTE LOS PROBLEMAS, NO ME RINDO, NO BAJO MIS BRAZOS, SIGO ORANDO! SIGO CREYENDO! SIGO CONFIANDO!

A nosotros nos toca ORAR, MIRAR, ESPERAR Y REPETIR. Aunque al mirar no veas nada, este es el mejor momento de repetir y ponerte a orar nuevamente. (1 Reyes 17-18)

 

  REFLEXIÓN  

¿TERMINAN TUS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES CONDICIONANDO TU ORACIÓN? La duda, el temor y desanimo nos llevan a pensar que Dios no se encargara de nuestra necesidad y cometemos el error de volver a tomar nuestra carga para ver cómo la resolvemos nosotros mismos. Aprendamos a orar sin desanimarnos. No dejemos que las circunstancias nos detengan en nuestra oración y confianza en creer que Jesús esta en medio de toda situación.

¿TU ORACIÓN ESTÁ ACOMPAÑADA DE ACCIONES? En Mateo 7.7-11 nos muestra que la oración debe ser acompañada con acciones. Sigamos pidiendo, buscando y llamando. Debemos ser constante y determinados en la oración.

¿CREO QUE MI ORACIÓN TIENE RESPUESTA? Jesús es el mas interesado en hacernos bien y en ayudarnos. No dejes que la duda o el no ver nada en el momento te lleven a abandonar o rendirte.