«Se ha cumplido el tiempo —decía—. El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!» Marcos 1.15

Dios llamó a Pedro a predicar el evangelio a los gentiles, pero Pedro no podía comprender el llamado de Dios porque su cultura y costumbres limitaban su visión. (Hechos 10.11-16)

De la misma forma a nosotros nos limita nuestra cultura y nuestra manera de ver las cosas por la influencia que recibimos constantemente.

El problema es que estas limitaciones se extienden a todo lo que hacemos y somos, estorbando en nosotros la obra de Dios y lo que Él quiere hacer a través nuestro. (Hechos 11.15) 

La cultura de Reino viene para romper nuestras limitaciones, y transformar nuestra mente. Pero esta transformación en nosotros no viene por esfuerzo propio, sino por medio del Espíritu Santo, ayudándonos a dejar atrás nuestra vieja mentalidad. En Cristo, todo lo que nos impedía ver a Dios con claridad se rompe y tenemos verdadera libertad y una visión clara. No importa de dónde venimos, cual sea nuestra nacionalidad o historia familiar, eso ya no nos condiciona. (2 Corintios 3.12)

Cuando somos verdaderamente libres de lo que nos limitaba, podemos experimentar el Reino de Dios, esta nueva mentalidad nos permite ver y descubrir lo que Dios quiere hacer en nosotros y a través de nosotros.

«No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.» Romanos 12.2

Experimentar en nosotros el Reino de Dios nos lleva a vivir una nueva cultura, superior a todo lo que conocemos. Pero eso no significa que vamos a vivir una vida sin problemas, lo que nos asegura es que aun cuando por fuera nos desgastamos y nos debilitamos, por dentro nos fortalecemos, porque al adoptar una mentalidad de Reino, dejamos de mirar lo visible y temporal para enfocarnos en lo que no se ve, en lo eterno. (2 corintios 4.16)

Esta nueva cultura establece nuevos parámetros, nos lleva a ver futuro en aquel que para los demás es un caso perdido, amar donde todos rechazan, ser pacificadores donde todos alientan al conflicto. Dar pasos de fe y ser generosos aun cuando el pronostico social y económico es desalentador. Porque ya nos condiciona la situación que nos rodea, quien camina con una mentalidad de reino comprende que tiene lo necesario para transformar la realidad de otros, ser de bendición y llevar esperanza a cada lugar que pisa. 

Quien camina con una mentalidad de reino no espera las circunstancias ideales, asume la responsabilidad de llevar la buena noticia de jesús para transformar la realidad de otros.

El reino nos enfoca en la esperanza futura que tenemos de una eternidad con Dios, pero comienza a manifestarse en nosotros y a través de nosotros hoy.

 

  REFLEXIÓN  

¿ESTOY DEJANDO QUE MI MENTALIDAD HUMANA Y LIMITADA ESTORBE LO QUE DIOS QUIERE HACER CONMIGO Y A TRAVÉS DE MÍ? Nuestra mentalidad lo único que hace es condicionarnos y limitarnos pero el reino de Dios vino para romper con nuestras limitaciones.

¿ESTOY DEJANDO QUE EL ESPÍRITU SANTO TRAIGA LIBERTAD Y TRANSFORME MI MENTALIDAD? No es por nuestras fuerzas que podemos experimentar una mentalidad de reino, solo a través de Jesús tenemos verdadera libertad.

¿ESTOY EXPERIMENTANDO EL REINO DE DIOS EN MI VIDA Y SIENDO DE BENDICIÓN EN CADA LUGAR DONDE ESTOY? El reino de Dios se establece a través de nosotros por eso no nos enfocamos en las circunstancias, sino en la esperanza que llevamos para salvación de otros.