«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿Cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. 14 Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. 15 Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. 16 Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos.» Mateo 5.13-16
Cuántos proyectos hemos comenzado con todo el entusiasmo y en el camino perdemos la motivación. Nos acostumbramos a creer que todo al comienzo es perfecto pero que con el tiempo inevitablemente se desgasta. Trasladamos esto a relaciones, estudios, trabajo, etc. Comenzamos con todas las fuerzas y esperanzas, pero ante distintas complicaciones estas fuerzas van desapareciendo.
La vida está llena de situaciones que muchas veces atentan contra nuestro ánimo, logrando apagar nuestro entusiasmo por lo que hacemos. Y lamentablemente alguien que pierde el entusiasmo está más cerca de su fin que de algo nuevo, alguien sin entusiasmo está propenso a terminar rendido en cualquier momento, se vuelve irritable y se enoja con facilidad.
Normalizamos el estar sin ganas, desanimados, terminamos viviendo por inercia, y aunque tratemos de ocultarlo, nuestro malestar termina haciéndose evidente en nuestras expresiones, en nuestro rostro, en nuestro discurso negativo y muchas veces hasta en reacciones agresivas. Tenemos la ilusión de que si pudiéramos vivir realmente de lo que nos gusta, seríamos plenamente felices, y hasta que eso suceda nos resignamos a vivir sin entusiasmo. Pero esto es una gran mentira, porque muchos aún logrando cumplir grandes sueños, siguen insatisfechos, y siguen viviendo momentos de desánimo. Dejamos que se nos vaya la vida persiguiendo algo que lo único que hace es corrernos de lo verdaderamente importante.
Jesús nos dice que somos la luz y la sal del mundo (Mateo 5.13-16). Es decir que no es lo que hagamos lo que le va a dar sabor a nuestra vida, sino que somos nosotros lo que le vamos a dar sentido a lo que hacemos. Nuestra felicidad y el poder sentirnos plenos no está condicionado a las circunstancias que atravesamos, ni a lo que hoy estamos haciendo. Ya fuimos rescatados por Jesús de una vida absurda, y hoy nuestra vida tiene sentido. (1 Pedro 1.18). Es decir que ahora está en nosotros el poder para transformar cualquier circunstancia, porque hoy somos luz en medio de la oscuridad.
«Déjame decirte porqué estás aquí. Estás aquí para ser un condimento de sal que resalte los sabores de Dios de esta tierra. Si pierdes tu salinidad, ¿cómo probará la gente la piedad? Has perdido tu utilidad y terminarás en la basura. 14-16 “Aquí hay otra forma de decirlo: estás aquí para ser luz, sacando a relucir los colores de Dios en el mundo. Dios no es un secreto para guardar. Vamos a hacer público esto, tan público como una ciudad en una colina. Si los hago portaluz, no piensen que los voy a esconder debajo de un cubo, ¿verdad? Te estoy poniendo en un soporte de luz. Ahora que te he puesto allí en la cima de una colina, en un soporte de luz, ¡brilla! Mantengan la casa abierta; sean generosos con sus vidas. Al abrirse a los demás, impulsarán a las personas a abrirse con Dios, este Padre generoso en el cielo.» Mateo 5.13-14 MSG
NO ES LO QUE HACEMOS LO QUE NOS DA LA RAZÓN DE SER, ES LO QUE SOMOS, QUE HACE QUE TODO LO QUE HACEMOS TENGA SENTIDO (Colosenses 3.17; 23-24). Cuando entendemos que todo lo que hacemos es transformado por lo que somos, agradecemos por cada lugar y tarea porque es una oportunidad para reflejar a Jesús a través de nuestras actitudes y acciones. Sin importar que sea, todo lo hacemos como para Dios y para darlo a conocer a él.
“Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de mis hermanos, aún por el más pequeño, lo hicieron por mí” Mateo 25.34-40
Las circunstancias no pueden condicionar cómo vamos a vivir la vida ni pueden limitar nuestro entusiasmo, porque nosotros estamos para transformar la realidad. La vida de José (Génesis 39) es un claro ejemplo de cómo podemos experimentar la bendición de
Dios aun en los momentos más críticos y vulnerables. Y como la luz de Dios a través de nosotros puede transformarlo todo, si caminamos con la actitud correcta y no nos dejamos vencer por las circunstancias.
DEJEMOS DE DARLE TANTO PODER A LAS CIRCUNSTANCIAS Y EMPECEMOS A CREER EN EL PODER DE DIOS QUE ESTÁ EN NOSOTROS (Salmos 84.5-6 / Salmos 27.13)
Nuestra esperanza no está en encontrar el trabajo ideal, sino en en Dios que promete estar con nosotros y mostrar su poder en medio de cualquier situación. No te desanimes y no abandones, tu vida está para llevar luz a otros. Comenzá a ver cada situación como una oportunidad para provocar salvación (1 Corintios 9.16-17). No fuiste llamado a retroceder ni a perder. Seguí avanzando, corré como para ganar y vas a ver grandes resultados.
¡PONÉ TU MIRADA EN JESÚS, SEGUÍ AVANZANDO Y VIVIENDO CON ENTUSIASMO!
¿ESTOY DEJANDO QUE LAS CIRCUNSTANCIAS CONDICIONEN MI ÁNIMO? Muchas situaciones querrán apagar nuestro entusiasmo, pero lo que vivimos no condiciona lo que somos. Quienes somos en Dios transforma nuestra realidad.
¿ESTOY PONIENDO MI ESPERANZA Y EXPECTATIVAS EN LOGROS MOMENTÁNEOS? Cuando entendemos que todo lo que hacemos es para Dios y vivimos con esa condición, Dios nos hace prosperar aun en los momentos más críticos.
¿ESTOY APROVECHANDO ESTA CIRCUNSTANCIA PARA PROVOCAR SALVACIÓN EN OTROS? Ya no vemos las situaciones como un obstáculo para ser felices. Somos felices porque Dios le dio sentido a nuestras vidas, y aprovechamos cada situación como una oportunidad para provocar salvación en otros y descubran que Dios también tiene un propósito increíble para ellos!
USÁ LO QUE TENÉS EN LAS MANOS PARA DAR A CONOCER A DIOS Y TODO LO QUE HAGAS VA A PROSPERAR.